sábado, 10 de septiembre de 2016

Enséñame a vivir un poco más.

Muéstrame todo aquello que sabes hacer, como también lo que deseas poder. Encaríñate de mi amor, porque yo no valgo la pena, sin embargo, mi amor, sí lo vale, por ello la sugerencia; a fin de cuentas, puedes hacer lo que te venga en gana, no soy de imponer sino de proponer y, aunque suelo hacerlo, prefiero un centenar de veces hacer realidad tus gratas proposiciones, deslizarme en el tobogán de lujuria que me presentas con tanta hermosura, por el que bajo con tanta calma y, por la espera de tu llegada, me provoca una gran desesperación.

Enséñame a vivir mi vida, guíame paso a paso, déjame caer y levantarme, acompáñame en mis risas y sufrimientos, conviértete en mis sueños, mi aliento y, por último, en mis esperanzas, porque si tengo que perder todo, espero que seas lo último que pierda, primero perdería mi vida antes de poder darme el lujo de perderte, no sería capaz de hacerlo nunca, siempre en mi mente, nunca en mis días y tal vez en mi corazón. Las palabras pesan más de lo que piensas, más de lo que creo y, más de lo que necesitan. Pero tú, sólo tú, no te falta ni te sobra nada, una mirada distraída, un cordón azul, un pliego rosado roto debajo de la ventana. Todo podría ser posible contigo, pero sin ti, nada; ni yo, ni ellos, ni nadie podríamos existir sin ti. Únicamente tú. Piénsalo cuando tengas tiempo, cuando dejes de trabajar y te tomes un descansito bien merecido, piénsalo hasta más no poder, hazlo por todos, para que podamos vivir contigo siempre y sin ti, nunca.

Búscame en el rincón más visible de todos, ahí estaré, tratando de ocultar mi presencia, sin embargo, sé que tú sabrás que estaré ahí desde hace más de una semana antes de yo poder pensarlo. Estás conmigo, estás con ellos, estás en todo y en nada, eres tú, única e indescifrable. Ven, sé mi vida, enséñame a vivir con justicia, sorpréndeme, juguemos un poco y sudemos mucho, ven, sé mi vida. Quiero que lo dejes de pensar ahora y lo hagas, que hagas todo lo correcto que una vez pensaste, lo más cierto, lo menos dispensable, lo más hermoso y, si quieres una pista de lo que necesitas hacer, ten por seguro que tu emanante lujuria te guiará por esos caminos invisibles cuyo propósito es detenerte, mas no te doblegues porque el camino se empine demasiado o porque las vías sean demasiado angostas, sigue adelante, corre, camina, salta, sé tú misma, como siempre, usa tus sueños, tu inspiración, tu belleza, ilumínalos, destrózalos, corrígelos, da vueltas, vive un poco, atrévete, porque si no puedes hacerlo por ti misma, nadie más lo hará, y te perderás, hasta el día en que yo te vuelva a encontrar y con un buen beso te devuelva un poco de la vida que, desde un principio, era tuya, porque tú me la otorgaste.