lunes, 19 de diciembre de 2016

Estoy tan loca por ti, que jamás te lo voy a decir.

        No lo voy a hacer hasta estar completamente segura que estás perdiendo también tu cordura por mí.

        Sólo quiero que te acerques, por favor, sostén mi rostro, mírame a los ojos, di algo románticamente gracioso, cariño, sabes cuánto me gustan esas cosas, y bésame, bésame como si mañana mismo aprobaran una ley que cite: “A partir de éste mismo día y para siempre, besarse con tanta pasión está prohibido…”. Hazlo hasta que no podamos decir más, que las palabras sobren y solo nuestros ojos hablen al separarnos, para luego seguir en lo mismo. Y mañana, me besas con aún más pasión, con aún más desenfreno, con aún más intimidad, porque somos igualmente anarquistas, debido a que a los dos por igual no nos gusta que nos digan que hacer, las personas como nosotros estamos destinados a estar juntos, porque seremos en libertad, es decir; sin la más mínima atadura, y eso es lo que hace fluir una unión, porque nos amaremos tanto como amaremos hacer cosas tan incorrectamente placenteras.

          Luego de todo eso… Desvísteme, poco a poco, no tengas prisa, que tenemos toda una vida, desnúdame el ser. Hazme más mía, pero esta vez con tendencia a ser más tuya. Desvísteme los complejos, los defectos, las inseguridades, los hechos y las palabras, la ropa es lo de menos. Tócame una y otra vez, mete tu mano en mi pecho y acaríciame el corazón, llega al punto g de mi cerebro y estimúlalo hasta hacerme no querer pertenecer a nadie más; agárrame como sí sintieras que cuando me aflojes, me evaporaré, arráncame la piel pedazo por pedazo y márcame hasta lo más profundo de mi alma.

         ¡Hazme el amor! ¡Hazme el jodido y puto amor! Completamente íntimo, completamente entregado, hazme el amor, drogado, borracho, triste, feliz, inquieto, y mi favorita: molesto con el mundo. Dame todo el amor que tengas, y si no tienes yo te ayudo a fabricarlo. Roza cada punto de mí y déjame moverte, golpearte, morderte, arañarte. Sé que estoy perdida, perdida en ti, porque tú nombre suena tan hermoso en medio de mi respiración agitada, y mi nombre en tus labios, tan cerca de los míos, suena como música en mis oídos. Ya divago, ya sueño, ya fantaseo, ya me pierdo pensando en todo lo que eres. Esto se escapa ya de mí, y queda a merced de lo que esté destinado a pasar, de lo que quiera en verdad suceder, de si me harás caso, de si me besarás o no, de si me desnudarás por completo o no, de si me estimularás la mente o no, de si me quieres hacer el amor, y si serás tú el amor para mí.

domingo, 4 de diciembre de 2016

Si usted me permite.

   Sígueme, dejaré la puerta entreabierta por si quieres colarte a buscar lo que poseo y, que por derecho es tuyo. Sé valiente mujer, muéstrame lo que tienes y úsalo en mi contra. Haz que me postre ante ti por el manjar que se esconde tras esas bragas moradas. Déjame mojar tu espíritu, para recorrer tus perversos caminos, esos que te llevan a la gloria. Ven, despierta, deja de holgazanear y hazme el amor como solías prepararme el café por las mañanas, creo que está demás tener que explicarlo.

   Convénceme de una locura tras otra, olvidemos el descanso y vayamos tras la iluminación que se esconde tras el roce de nuestros cuerpos. Sé mi pasión, sé mi ternura, sé mi locura y por último, pero no menos importante, sé tú misma, porque quiero recibir tus gemidos en la mañana así como cuando los pájaros cantan. Permíteme introducirme en tu vida, la transformaré tanto que ni tus padres podrán reconocerte de lo feliz que serás.

   Si usted me concede éste baile, le prometo no pisar sus pies, sin embargo, reventaré su pelvis en el desenfreno de ésta música clásica.

   Si usted me otorga el lujo de sentarme a su lado, le juro lealtad como el caballero que soy de día, y por las noches, mi lealtad penetrará su placer.

   Quizás usted piense que soy vulgar o algún hombre atrevido que sólo busca alborotar las faldas que se atraviesan por su camino, cosa a las que sólo puedo contestar:

   Señorita, si usted lo desea, le entregaré mi corazón, mi alma y, todo mi ser; úseme como esclavo si lo necesita, no me importará ya que sólo vivo por y para usted.

   Si usted me permite, quisiera ofrecerle algo más. Aunque sé que no puedo bajarle las estrellas, desearía poder Enseñárselas , si usted me permite, le cubriré los ojos con ésta venda y la llevaré al rincón más oscuro de nuestro castillo, entonces ahí, es donde las verá junto a mí; al principio sentirá una enorme presión, sin embargo, no debe preocuparse, luego de unos cuantos minutos se acostumbrará y podrá abrir los ojos y gritar tanto como lo permitan sus gemidos.

domingo, 20 de noviembre de 2016

El reflejo de un consejo.

   Sé feliz, pase lo que pase. No temas perderte, quédate conmigo que no iremos a ningún lugar donde no esté tu sonrisa. Ten fe en mí que yo te daré mi bien más preciado, mi vida. Huye conmigo hacia el basto horizonte, perdámonos en los matorrales y hagamos el amor con todas las fuerzas que tengamos, descansemos un poco para luego volver a unificar nuestras mentes en cuerpo y alma.

   Unámonos por el deseo del presente, para un mañana recordar el pasado lujurioso de nuestras vidas. Toma la iniciativa un momento y convénceme de hacer todo eso que tanto amarías hacerme. No tengas miedo de ti, de mí puedes estar seguro, porque conoces mi lealtad, no te traicionaría aún si mi vida dependiese de ello.

   Te amo, nunca dejes de recordarlo. Juega conmigo a vivir toda una vida juntos, y en la siguiente que tengamos dediquemos nuestro tiempo a encontrarnos nuevamente porque ya sabremos que no hay nadie más como nosotros, con nuestros gustos y convicciones, con nuestros deseos y anhelos, con nuestra calma desesperada, con una angustia recurrente por no querer perdernos, con la pasión desbordada, con el no querer pasar la vida con nadie más que contigo.

   Ven conmigo, sígueme entre las tinieblas de esta sociedad y ríe junto a mí. Tiende la mano a quien lo necesite, que la mía irá siempre detrás. Ama con libertad, piensa con pasión y alimenta tu sabiduría para que algún día no te sea necesario depender de los demás y lo seas sólo de mí... Porque te aseguro que desde el primer momento en que vi tus ojos en el reflejo de nuestro espejo, decidí pasar el resto de mi vida dependiendo de ti.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Ven... si quieres.

  Oye tú, sí tú... ven, no voltees que es contigo, acércate y dime, ¿qué tal te parezco?, ven despacito y confirmame si esto no es un sueño... porque estoy dudando una barbaridad, ni te lo imaginarías. Susurrame bien cerca y cuéntame lo que callas, todo lo que quieras decir, sólo soy un desconocido, hay completa confianza de que no usaré esa información en tu contra, no podría. Sólo sé que todos debemos desahogarnos de vez en cuando y, ¿qué mejor para eso que un completo extraño que carezca de prejuicios? ¿Qué mejor situación qué esa?, lamento si interrumpo tu vida por escasos minutos, quizá segundos si dejas de leer y vas a hacer algo más productivo, como ver vídeos de gente haciendo estupideces, eso sería de muy mal gusto pero gracioso, al final, lo importante es el fin que se quiere obtener, y en este caso es olvidar todo aquello en lo que no puedes dejar de pensar.

  No te vayas aún, hay mucho que contar y tan pocas ganas de hacerlo. Ojalá las cosas fuesen tan sencillas. Atrévete a escaparte de mi soledad, es contagiosa. Sólo pienso, pienso y sigo pensando... ¿por qué, por qué y por qué?, por qué sigo pensando, no lo tengo claro. Ven y sácame esto de la mente, hazme olvidar que una vez fui feliz y que ahora estoy incompleto. Sé mi guía en la luz o mi pérdida en la oscuridad. Busca esos secretos que me propuse olvidar, sácalos de su escondite, desempolvalos un poco y arrojamelos a la cara, a ver si la vergüenza del pasado puede descubrir mi presente.

  Analizame y dime ¿qué está malo en mí?, para ponerle fin a ése delirio o aceptarlo sin más remedio.
¿Todavía sigues aquí?, tenía los ojos cerrados, si quieres puedes irte, mas si deseas quedarte, ahí a mi lado estará una silla por tu comodidad, porque está vida juntos nos dará que hablar un buen rato.

sábado, 10 de septiembre de 2016

Enséñame a vivir un poco más.

Muéstrame todo aquello que sabes hacer, como también lo que deseas poder. Encaríñate de mi amor, porque yo no valgo la pena, sin embargo, mi amor, sí lo vale, por ello la sugerencia; a fin de cuentas, puedes hacer lo que te venga en gana, no soy de imponer sino de proponer y, aunque suelo hacerlo, prefiero un centenar de veces hacer realidad tus gratas proposiciones, deslizarme en el tobogán de lujuria que me presentas con tanta hermosura, por el que bajo con tanta calma y, por la espera de tu llegada, me provoca una gran desesperación.

Enséñame a vivir mi vida, guíame paso a paso, déjame caer y levantarme, acompáñame en mis risas y sufrimientos, conviértete en mis sueños, mi aliento y, por último, en mis esperanzas, porque si tengo que perder todo, espero que seas lo último que pierda, primero perdería mi vida antes de poder darme el lujo de perderte, no sería capaz de hacerlo nunca, siempre en mi mente, nunca en mis días y tal vez en mi corazón. Las palabras pesan más de lo que piensas, más de lo que creo y, más de lo que necesitan. Pero tú, sólo tú, no te falta ni te sobra nada, una mirada distraída, un cordón azul, un pliego rosado roto debajo de la ventana. Todo podría ser posible contigo, pero sin ti, nada; ni yo, ni ellos, ni nadie podríamos existir sin ti. Únicamente tú. Piénsalo cuando tengas tiempo, cuando dejes de trabajar y te tomes un descansito bien merecido, piénsalo hasta más no poder, hazlo por todos, para que podamos vivir contigo siempre y sin ti, nunca.

Búscame en el rincón más visible de todos, ahí estaré, tratando de ocultar mi presencia, sin embargo, sé que tú sabrás que estaré ahí desde hace más de una semana antes de yo poder pensarlo. Estás conmigo, estás con ellos, estás en todo y en nada, eres tú, única e indescifrable. Ven, sé mi vida, enséñame a vivir con justicia, sorpréndeme, juguemos un poco y sudemos mucho, ven, sé mi vida. Quiero que lo dejes de pensar ahora y lo hagas, que hagas todo lo correcto que una vez pensaste, lo más cierto, lo menos dispensable, lo más hermoso y, si quieres una pista de lo que necesitas hacer, ten por seguro que tu emanante lujuria te guiará por esos caminos invisibles cuyo propósito es detenerte, mas no te doblegues porque el camino se empine demasiado o porque las vías sean demasiado angostas, sigue adelante, corre, camina, salta, sé tú misma, como siempre, usa tus sueños, tu inspiración, tu belleza, ilumínalos, destrózalos, corrígelos, da vueltas, vive un poco, atrévete, porque si no puedes hacerlo por ti misma, nadie más lo hará, y te perderás, hasta el día en que yo te vuelva a encontrar y con un buen beso te devuelva un poco de la vida que, desde un principio, era tuya, porque tú me la otorgaste.

jueves, 14 de julio de 2016

Un techo estrellado por una sonrisa inolvidable.

Empecé a creer que no estaba solo, comencé a sentirlo. Deseaba este momento con desespero, escribiré más, lo presiento. Como me encanta su sonrisa, y más que eso, la manera en que se ríe; tan natural, sublime. Imaginé que esto sería más trágico, menos intenso, más palabras que sentimientos y lágrimas, muchas lágrimas. Entraste por la puerta principal, no advertiste tu llegada, ni yo la rapidez con que abriría la puerta; hubiese abierto la ventana si fuese necesario, sin embargo, tengo las llaves de la casa, puedo dejar entrar a quien quiera… y si deseo a esa persona con toda mi alma, rompería hasta la puerta, sé que esa persona me ayudará a recomponerla o al menos reiremos mientras yo lo hago. Tú, tú, tan sólo tú, ¿Por qué tú? y, ¿Por qué yo?, supongo que todos sabemos el porqué, quizá porque no hay de otra o porque hay de muchas, lo importante es saber «por quién», y no el porqué. Sólo soy otro que intenta pensar, y piensa demás, sin concretar, sintiendo mucho, queriendo demás, obviando poco y lastimándose demasiado, en un futuro quizá logre comprender el porqué de mis extravagantes acciones. Por hoy me concentraré en lo importante, hacerla feliz, porque mi felicidad depende de ello. No hay nada mejor que ver el destello de su sonrisa, la que de a poco te absorbe… la que hipnotiza tus sentidos, la que calma tus dolores y la que te regala lo más valioso que tiene, su tiempo, porque quizá, no me quede poco. Qué maravilloso es esperar las buenas cosas y su realización oportuna, pero más que eso, es ser quien les otorgue vida. 

Dibujaré en el techo estrellas, y tu nombre estará en una de ellas, en una pequeña, la más lejana, que casi no se pueda percibir, invisible para cualquiera, pero no para mí, yo sabré que estarás ahí, conmigo… te buscaré todas las noches y, cuando me despierte recordaré que estás aquí, a mí lado, y, una vez más haré algo contigo, tatuaré tu nombre en mi corazón, con la tinta del amor, para aquellos días en el que no quiera saber de nadie y me esconda en él, en lo más profundo, en el punto más recóndito, sé que en algún momento tendré que abrir los ojos y recordar, y ver y, sentir… que estás aquí, conmigo.

Aún no me he ido y ya siento extrañarte. Dejaré velas encendidas para que veas el camino que tomaré, confía en mí, no te perderás, al final de las velas estaré. Llevaré parte de tu vida en la mía, cuando me golpee en el dedo pequeño del pié lo sentirás, y sí, también tendré mucho amor para mandarte, no lo gastaré en tonterías, seguro que a ti te viene mejor, lo mereces más que yo, porque yo, te tendré a ti, en mi mente.

Si tú eres feliz, yo lo estaré, como lo expresé anteriormente. Aunque deje de importarte mi existencia, sé que algún día te olvidarás de mí, sin embargo, aunque parezca una estupidez contradecirme, nunca te olvidarás del calor de mi último abrazo, de mi último beso… de mi último adiós. Y yo, nunca me olvidaré de tu sonrisa, porque no hay ninguna otra parecida a ella, así como pasa con las estrellas, nunca brillarán de igual manera… porque sé cómo brillas y te confieso, aquí, susurrándote al oído: «nadie me ha iluminado la vida como lo has hecho tú».



miércoles, 6 de julio de 2016

La impaciente antorcha y su portador despreocupado.

Y corrí, nunca lo había hecho de una manera tan desesperada. No volteé a revisar si alguien me seguía, no quise mirar… porque sentía que ibas a estar ahí, y ya no te quiero ver más, por mucho que te quiera, has dejado de ser «esa» persona en mi vida, como yo he dejado de ser la tuya. Siempre me preguntaré si: ¿Nos rendimos o, simplemente queríamos que el otro hiciera todo el trabajo?, pero ya no importa, porque he aprendido a vivir contigo en mis sueños, a levantarme con el latir de mi corazón agitado, queriendo salir, con el alma hecha pedazos, como las partes de un jarrón roto que aventaron de un sexto piso. “Con el tiempo sanan las heridas”, dicen muchos, pero la verdad, eso depende de las personas que te encuentres en ese «tiempo». Sí, he tenido suerte, unas veces más que otras, sin embargo, me siento con suerte. He sido uno de los afortunados que han recibido el dolor más grande del mundo y ha sobrevivido. El amor es un arma de doble filo, o quizá no lo sea y, tan sólo sea amor. Una palabra que a donde vayas la conocen por alegrarle el corazón a muchos y destrozárselos a todos, yo tan sólo me estoy limitando a maravillarme por lo que puede hacer y no por aquellas otras cosas que hacen con él. 

Desaté esta ventisca ardiente dentro de mí para que se congelara una vez más, esperando aquella antorcha que merece ser encendida por este fuego que me quema dentro y está congelado, esperando por su cálida llegada.


Tras esta lluvia.

Amor mío:
                ¿Cómo estará usted sintiendo esta lluvia? No hablo de si siente que es mucha, que cae muy rápido o si se siente temeroso por los relámpagos, ni si le molesta porque no lo deja salir. Me refiero a si la siente tan sola como yo, tan melancólica, tan fría, tan húmeda, tan vacía y tan carente de sentido, como la encuentro yo.

                ¿Habrá sido una de estas lluvias que lo hizo pensar, ha sido ella que le ha dicho que me deje de amar? Quizá fue un día soleado, en el que se levantó y se dio cuenta que ya no. No tengo el poder para saberlo, pero de algo estoy segura; usted se ha ido para siempre y no me llevó consigo, no, no físicamente la verdad, usted tenía todo de mí, mi alma, mi amor, mi preocupación, mi entrega, mi deseo y mi paz.

                Ahora he quedado seca, nada sobró, nada se escondió en un cajón para evitar que usted se lo llevara, estaba tan completamente entregada, que cuando se fue, quedó todo ahí. Y pensaba que bromeaba cuando le decía que se llevaría mi ser. Aprenda a escuchar, cielo mío, porque cuando digo algo, lo mínimo que tengo es la razón.

                Siempre supe lo peligroso que era este asunto, pero cariño mío ¿De eso no se trata el amor? De dejar el arma homicida en manos de la persona que ni la necesita, porque una sola frase suya basta para dejarte caer desplomada al piso. “Ya no siento lo mismo por ti, lo siento por no decirlo antes”. Esta lluvia no se compara en nada a la tormenta que dentro de mí se desató al final de esa frase. “Hay alguien más” Truenos, y relámpagos sonaron en mi estómago e internamente lloré océanos, no sabía que más hacer.

                ¡Pero, por un demonio! ¿Qué rayos puedo hacer cuando usted siente todo lo contrario a lo que yo siento? Cuando yo sí lo amo a morir y no estaba dispuesta a dejar lo mejor que tenía. Que molesto, que molesto es usarte a ti misma para reparar a alguien y que no te deje terminar, se vaya, pero se lleve tus piezas. Que desgracia, que desgracia fue darle lo mejor de mí y que usted no lo encontrase suficiente. Encontrarse que es más de lo que puede manejar, y rendirse tan fácil.

                ¿Qué hay mejor para una depresión, que un buen cigarro y la melancolía de la lluvia? El cielo se enteró de todo y quiso combinar conmigo, muy amable de su parte. Me pregunto si está usted viendo al cielo, melancólico como yo; si está vestido de negro para que combinara con su alma y su amargura. Aunque lo dudo mucho, la tristeza fue siempre más lo mío que suyo.

martes, 28 de junio de 2016

Un camino para regresar a casa.

Cerré la puerta y me marché, no era feliz, no estaba triste… no era nada ni nadie para quedarme más tiempo, sólo me quedaba una opción, y la tomé. No espero voltear y ver a alguien siguiendo mis pasos, ni mucho menos a mi lado. Ya no deseo las mismas cosas que antes. Ya no soy el mismo de antes, quizá maduré o sólo me hice más callado con mis problemas… lo triste, es que parece ser lo segundo, y lo que es aún más triste, es que me di por vencido. Cada día que batallé fue en vano, cada lágrima que derramé fue desperdiciada, cada suspiro que salió de mí al estar sumamente desesperado valieron la pena… nada tiene sentido más que la incomodidad absoluta. ¿Por qué razón alguien debe decirte que las “cosas” tienen que ser de color negro cuando sabes perfectamente su color característico? ¿Por qué razón deben pisotear el orgullo que dices no tener?, ¿Por qué, por qué y, nuevamente, por qué? Hay tantas preguntas y demasiados idiotas con ganas de responderlas, incluyéndome, por si preguntasen alguna vez.

Recogí lo poco que sentía mío y dejé mi orgullo lastimado en una mesa de billar, para que se distrajese un poco de los malos tratos que le ha otorgado las personas incapaces de comprenderlo. 

Marqué al único número de teléfono que desde pequeño guardo en mi memoria y no desaparece, por muchos desastres que ocurran, por muchas verdades que llore y por mentiras también; alguien amigable me contestó y de golpe, reconocí su voz, recordando todas aquellas hermosas y agrias situaciones por las que habíamos pasado, era ella, la mujer que más amo, aquella que me enseñó a querer y me animó a demostrarlo, en ese entonces era un mal alumno, reprobé todas sus enseñanzas, actuaba de forma muy rebelde, sin embargo, regresé a ella una vez más, para aprender, para enseñar… para querer y para amar. Hablamos durante minutos que parecían horas, la extrañaba, y le dije: «pronto te veré», mientras que ella, por el tono de su voz y su expresar, me hicieron saber que la hacía feliz con mí decisión, tan sólo con decirle que volvería a ese lugar que un día fue mí hogar y, seguirá siéndolo por mucho tiempo más.

Me despedí con un caluroso «hasta pronto» y me encaminé alejándome de todo aquello que me hacía tanto mal, tomando nota de todo lo que pude haber evitado con una buena cara y una linda sonrisa.

Decidí ser feliz, como siempre lo he querido, sin tener que ignorar a nadie, sin tener que lamentar algo, sin dejar de hacer cosas… atreviéndome a más, a quererme más y malcriarme menos. Es hora de hacer las cosas bien, porque ya las he hecho mal durante mucho tiempo, y no quiero seguir haciéndolo. Deseo que mi estadía en este mundo sea grácil y turbulenta, para que tenga algo emocionante y apacible dentro de ella, algo con que distraer esta mente distraída de todas las cosas hermosas y ensimismada en cosas perturbadoras, en cosas inútiles. Una vez más me digo, y me vuelvo a decir, hasta que me quede claro, una vez más lo intentaremos, sin derrumbes que nos puedan mover, sin océanos que nos puedan ahogar, sin límites, sin fronteras… sin nada que nos pueda detener, vivamos un poco más por aquellos que no pueden o no lo desean, vivamos por nosotros, un poco más por favor, te lo pido y llegaría a rogarte si fuese necesario, porque eres parte de mí, nadie podría ocupar tu lugar, porque tú y, nadie más que tú, eres mi alma.

lunes, 27 de junio de 2016

Dentro de una prisión que se hace eterna hasta que mueres.

Estoy solo, muy solo… quizá algo cambiaría eso, o mejor, alguien; sin embargo, he llegado al punto donde sé que lo estoy, independientemente de las personas que digan estar conmigo me “regalen” abrazos, a pesar de todos los buenos deseos y caricias… a pesar de todo, estoy solo. 

Quiero adentrarme al rincón más oscuro, al lugar más recóndito de todo este bendito planeta y esconderme; no quisiera seguir sufriendo por lo mismo, porque ahora lo deseo, lo deseo con todos mis deseos, con todas mis ganas… con toda esta desesperación que está aquí con mis colores negro y rojo. 

Negro, ya que siento estar muerto… y rojo, por el latido de aquél infeliz que me recuerda estar vivo.



Estoy solo, dejé de quejarme por estarlo, sin embargo, hoy, lo estoy recordando.

lunes, 9 de mayo de 2016

Ases de diamantes



Soy ligero, muy tranquilo, pero cuando me espeso y me altero, soy inestable… muy inestable.   

A veces porque demuestras poco, y otras, porque es demasiado, la necesidad de algo intermedio se hace presente y nuestra cordura se esfuma cuando no encontramos ese punto certero. Quiero decirte hoy, quiero expresarte mi vida, quiero darte a conocer esta parte de mí… una de la que no tienes ni la menor idea acerca de su existencia. Como ya sabes, siempre he sido un tipo serio de expresiones y risueño por las gracias que me otorga la vida cotidiana, pero hoy, quiero cambiar, necesito hacerlo, más por mí que por otras cosas. Lo he decidido con plenitud, mezclar el balance que recuperé hace poco con ésta nueva experiencia en la mente que quiero divulgar a través de mi manera de expresarme.

A pesar de que me digan «terco» porque soy tauro, siento la horrible necesidad de cambiar cada vez que siento algo mal en mí, normalmente me doy cuenta de eso cuando todo el daño está hecho y ardiendo, cuando no ya no puedo hacer nada… pero es cuando si quieres y necesitas a alguien, lo das todo y un poco más de tus esfuerzos, de tu mente, corazón y de «todo» en general. Si el orgullo puede más que el interés, todo se habrá acabado, por nada y para nada; antes que nada, no siempre es el orgullo quién detiene ese interés por la persona, ese deseo… a veces son limitaciones sin sentido u otras cosas como hacerle caso a la palabra de las personas quienes residen fuera de esa relación. Si algún día me preguntasen: « ¿Crees que mi relación va bien? Ó ¿Estoy siendo masoquista al estar con ella/él?», responderé: «Si te sientes bien, es tu lugar, porque si no quisieras estar con esa persona, hoy no estarías preguntándome, ya que no estarías ahí, soportando».

Me dedicaría a escribir para ayudar a otros a comprender y resolver sus problemas, sin embargo, apenas y puedo asomarme al muro de los míos, no existe otro camino para tener éxito que luchar por lo que quieres con todas esas ganas que posees escondidas por el miedo de fracasar.  «Luchar por lo que amas nunca te proveerá miedo al fracaso, porque en ese aspecto no se tolera el fracaso». 

Quitaré estos límites, desarrollaré túneles para estas barreras que hacen entristecer mi alma. No dejaré hueco para las dudas, sólo lo haré y lo demás vendrá, mañana, pasado o después… pero vendrá, y yo estaré esperando, para ser mejor, para no quedarme atrás, para dejar de ser una víctima, para ser feliz, para dejar esta angustia que se come mi cuerpo y soltar las presiones que por años llevo. 

Seré mi vida, seré mis sueños, seré esa persona que tanto anhelo, porque si puedo ser quien quiero, a las personas que amo les dará felicidad, y sólo vivo por eso, por la felicidad de ellos, porque la mía me importa sólo si depende de algo más grande que yo, algo que valga la pena cuidar, y ellos no valen su peso en oro… sino en diamantes.


Esto es dedicado a las personas a quienes amo o aprecio, incluyo a esas personas que hace mucho tiempo atrás les dije lo mismo, el sentimiento de amor no cambia en mí, algo bueno tienen que se los dije y confío en mí cuando se trata de eso.

Hacerte el amor, sería poco.

Escrito de una persona desesperada.


Solté un leve suspiro que hizo arder la habitación. Aparté la taza de café que dejé a medias y me levanté de la mesa donde estabas tú, sólo tú, únicamente tú… el amor de mi existencia. Fui recorriendo las grietas de la mesa sabiamente cubiertas por un barniz caoba inglés, con mis dedos le susurraba a cada una de ellas el amor que por ti desbordo. Suavemente me desplacé por los rincones que me separaban de ti, llegué a pensar que la mesa era muy extensa; tú, calmada, tan sólo con observar lo que hacía para llegar a tu lado, me tenías amarrado en el tiempo, acorralado… sin embargo, no podía retroceder y no lo hice. Quería tomar tus angelicales labios y ponerle algo de mi salsa infernal, quemarnos un poco para variar, destruirnos mientras diseñamos un nuevo mundo juntos, seríamos todo y nada.

Apretújame con tus amables brazos, ámame, siente lo que sufro y ayúdame a salir de ésta soledad, porque eres mi mundo. Te suplico que hagas esto por mí, porque nadie más puede hacerlo, no conozco nada fuera de él y, no necesito conocer más, porque ya he conocido la esencia de mi vida.

Disfrutemos de la vida que sólo es otorgada una vez, aunque, para los afortunados, dos. Salgamos a la calle, caminemos los confines de la tierra, nademos si es necesario, riamos mucho juntos, hagamos el amor sobre la mesa… hagamos el amor donde todos crean prohibido, con nuestros deseos intangibles, con nuestra plena necesidad de complacer, hagamos el amor con la compresión, locura y ternura que conlleva, que no nos detenga los vientos más fuertes ni las profundas aguas, hagamos el amor todo el día por todos los días desde hoy y para siempre, porque la necesidad de un humano no es sólo comer ni mucho menos tener sexo, es hacer el amor. Y por supuesto, a ella, a la mujer que amo, le hice el amor, como nadie en su vida se lo pudo hacer, y por eso está conmigo, y yo con ella, porque no existe mejor combinación para nosotros que éste amor, que nunca se acabará, a pesar de que nosotros nos separásemos.

Aparté mi mano susurrante de la mesa y, gentilmente, te acaricié el hombro y subí a tu cuello al punto de tocar bajo tu oreja y te propiné unas hermosas palabras a tu oído para luego besar tu mejilla, cosa que te hizo sonrojar y desconocer el punto focal de tu mirada. Sostuve tu hermosa y delicada quijada con la simple excusa de buscar tus labios, y los encontré, sin embargo, siendo el cazador, terminé en una de tus mortales trampas, cosa que sabíamos con certeza que iba a pasar.

Nuestro amor no es fácil, ni mucho menos perfecto, quizá caótico y angelical, pero es nuestro, podemos hacer la mejor de las maldades o la peor de las bondades, tenemos opciones, muchas de ellas, y entre las muchas que tengo, al menos el noventa y ocho por ciento, eres tú.


"Seamos libres en esta prisión que es la vida".



Creo que es lo mejor que he escrito, porque me esforcé en escribirlo por ti y para ti. Te quiero, y tengo la seguridad de que pronto te amaré. 


lunes, 25 de abril de 2016

Mi propio infierno.


Ya no sé qué escribir. No sé porqué lo hacía, ni mucho menos por qué lo hago ahora, quizás estoy cansado de tanto escuchar a los demás y anhelo hablar conmigo, aunque sea un momento a solas con la persona que me acompaña en las buenas, en las malas y en las peores. Por instantes me siento más un uno que un dos. Necesito con demasía estar harto de todo y mandarlo a comer (...) lo que sea que ese «algo» coma mejor.

Quiero saltar al mar desde un avión sin paracaídas que detenga estas ganas de querer morir viviendo, bucear los océanos más profundos sin equipamiento para ver que tanto puede hacer el coraje que me queda, comer la especialidad gastronómica más picante del mundo sin leche ni azúcar que la acompañe, en otras palabras, quiero morir, deseo morir en mis pensamientos... sería incapaz de arrebatarme el alma por cuenta propia, algo que requiere tal cobardía no concuerda con mis grados de nerviosismo; odiaría quitarme algo que mi madre me dio con tanto amor y sacrificio. Lucharé con mis demonios y, venceré, no me queda de otra. Podré no creer en el infierno pero, sé que no hay cosa más perversa en nosotros que nuestras ganas de crearnos uno, un infierno al cual llamamos nuestro futuro hogar, conformado por esas cosas de las que ni siquiera queremos pensar. 



lunes, 28 de marzo de 2016

Un orgasmo lunar.

  Miré al cielo y, ahí estaba ella, rodeada por un velo blanco y nada más, dejando a la imaginación todas esas pasiones sucediendo en el mundo o, por suceder. Dejé que mi mirar se impregnara de sus curvas tan ceñidas que volvían a encontrarse para ser una, nada más que ella, su hermosa esfericidad. Me imaginé preparándole el desayuno y llevándoselo a la cama en la víspera de su despertar, pero ella no es de esas con necesidades tan triviales como respirar; ella existe porque sí y nada más, si necesitase otra razón para que exista, donde siempre ha estado, no sería merecedor de su presencia, tendría que mudarme a sitios subterráneos sin vista a su morada, la tortura sería vivir sabiendo acerca del esplendor de su belleza sin derecho a poder verla. 

  Me gastaría la vida tratando de hacerla feliz, porque es de las pocas «damas» que pueden hacerte compañía sin necesidad de comunicarse, ni siquiera es necesario entenderse, tan sólo es agradable tener a ese «algo» que nunca te abandonará, con el que siempre podrás contar, aunque ése algo deba dar la vuelta al mundo o yo a él, o ambos al mismo tiempo, pero siempre con la osadía de encontrarnos, sin perdernos, aunque, de vez en cuando, las nubes nos estorbe, sin embargo, siempre estará ahí, sin necesidad de verla directamente, sé que siempre estará acechando nuestras miradas, tratando de regalar parte de su alma, sin conseguirlo mucho.  

  Yo, como hombre desesperado, traté de acercarme a ella con las torpes intenciones de llevármela a la cama. Dejé a unas nueve cuadras sin electricidad, fue tan fácil como quitarle un dulce a un abogado. Sí, lo sé, no fue nada fácil, pero no porque algo sea difícil debe ser imposible, tan sólo por eso no dejaría de intentarlo. De por sí, desde el comienzo, era un amor imposible, pero si ella osa posarse cada noche en mi ventana, me hace comprender que también desea intentar esto tan «imposible».  

  Luego de dejar a múltiples familias a darse conocer por la falta de electricidad en su tecnología, emprendí mi plan para llevar a la cama a mi diosa de la desesperación; y digo desesperación porque no sé cómo nombrarla ya que no es más que un amor acumulado, por años, y si fuese un vino o algún queso, no dudo que más de una estaría esperando por mi amor, pero como las cosas no funcionan así, debo apaciguar estas ganas de hacerle el amor a la mujer que deseo con demasía. 

  Cerré la puerta con llave y encendí algunas velas entre rojas y blancas, las esparcí por el suelo, por las encimeras y, aunque sabía que a la cama no le hacía falta calor, acerqué las velas más pequeñas a nuestro futuro lecho de amor para protegerlas del frío. Sutilmente, tomé un puñado de pétalos recién extraídos, no sólo había pétalos de rosas rojas como de costumbre, los pétalos de rosas blancas hicieron su entrada coloreando lo que iba a ser el paso de mi amada. Tracé un sendero desde la ventana hasta la cama, para que sus pies no pisaran más que aquellas rosas que murieron por el amor que le tengo. Soy capaz de asesinar una pequeña parte de la flora por ella; lo sé, soy un asesino, pero lo que he hecho… lo he hecho por amor. 

  Pasaron las horas esperándola. Su llegada era mi más codiciado deseo, excluyendo la parte donde deseo su cuerpo más que a nada y, si han de llamarme egoísta o machista tan sólo por amar su cuerpo, que lo digan, esas no son más que palabras inertes, mientras que yo tengo este sentimiento que sólo ella puede provocarme. Cuando llegaron los primero rayos de luz, entendí que no vendría, que hice todo esto por ella y ni siquiera se presentó, sin embargo, en vez de odiarla, la deseaba más. 

  Ese día fue mi primer fallido intento de llevarla a la cama como se le haría a una mujer normal, ya que ella es de otro mundo. La idea de robarle un beso, aunque no era descabellada, pocos afortunados podrían hacerlo y arriesgan mucho para ello. Por eso, y por más, desde hoy, la declaro oficialmente la mujer perfecta, mi amor imposible, mi deseo inigualable, tan sólo un beso de ella puede llevarme a la muerte, pero, si eso me lleva a vivir un poco más, no lamentaría nada, porque hice todo por amarla y ella hizo todo para que no viviese después de darle tanto amor, porque la mujer ideal es esa que logra repararte el corazón mientras te lo destruye. 


viernes, 26 de febrero de 2016

Una pasión descontrolada.

¿Qué hago con estos sentimientos? no puedo negarlos sin más, necesito una buena razón para dejarlos atrás, para evitar que se adentren en la jungla de lo que hoy viene siendo mi corazón. Quizá no sea el día correcto para despertar, desearía volver a enredarme en las sabanas y olvidar que el «hoy» existe, porque sin ti, el hoy no puede ser mañana y odio estancarme más que cualquier otra cosa en esta basta existencia. 

Perderte fue como bajar de peso sin quererlo, la incomodidad que causa el no poder usar mi jean favorito, el aire se tomó la libertad de establecer una frontera desde mis caderas hasta mi pantalón y, entre otras cosas, a pesar de que bajar de peso para muchas personas es algo de lo más gratificante, siento que esta pérdida acabó con todo aquello que sentía mío; no es por querer poseer, sin embargo, como lo veo, la posesión puede transformarse en diferentes cosas, y yo, sólo sentía que eras ése lugar donde podía ser feliz, lástima que las señales cambiaron. 

Me he dado cuenta que cuando la felicidad se acaba, cuando ya no quieren entregarte más de ella, cuando tu cuerpo, tu ser o tu alma estaban acostumbrados a recibir tanta felicidad y ya no se la otorgan, es cuando duele más, el juego del productor y consumidor ya no tiene lugar, el consumidor pierde la cabeza al querer producirla, y en ése proceso, cuando sabe que no logrará la misma calidad, muere ligeramente y empieza a vivir un poco más.


domingo, 7 de febrero de 2016

Historia de feria.

Habían pasado algunos meses desde mi última vez junto a ti, llevabas esa camiseta negra que tan bien te quedaba, y en tu pecho aquella piedra grabada con mi nombre, tus ojitos color plomo llovian, ¿cómo olvidar esa aberrante escena? Creo que justo después de mi primer amor llegaste tú, mi amor imperdonable, sí lo eres, no me perdonas, yo misma no he podido hacerlo aún...

Suelo ser insegura y vulnerable, -lo sabes mejor que nadie-. en algunos casos me considero miserable. ¿Por qué?, es decir, ¿En que instante de mi vida dejé que me manipularan como a una marioneta de feria? , ¿cuándo dejé de confiar en mi?, es absurdo que haya crecido bajo tanto miedo disfrazado de autoridad y sea contigo con quien asuma las consecuencias de los errores que traía con mi naturaleza.

Hay personas que marcan y otras que manchan, tu me marcaste a mi por la eternidad y yo te manche hasta la muerte, la diferencia entre ambos es que, yo siempre te recordare con todo el amor que emanen  mis poros y tu me odiaras con cada latido de tú corazón, entiendo que me aborrezcas, no fui valiente, huí de mi, no me moví del regazo de mi madre, no defendí mi amor por ti, no hablé con mi boca para decir ¡basta¡ no moví mis dedos para escribir mi historia en esta feria, dejé que la villana fuera la escritora de mi guión , dejé que ella manejara mi vida a su antojo y mis sentimientos a su parecer, a ella no puedo odiarla aunque me haya hecho daño, ella es tan parte de mi como yo de ella, mientras tanto volveré a la vitrina para que ella siga viviendo este juego por mí, solo me sentaré y observaré como transcurren los días en esta feria, pero prometo que el día que aparezcas del otro lado del mostrador te tomaré de la mano y saldremos caminando hasta donde nuestros pies aguanten, huiré, pero ésta vez contigo...

miércoles, 3 de febrero de 2016

Tan sólo tú.

Tú eres una pasión andante, una pasión que nadie entiende, una esperanza que nadie logra ver, una sonrisa falsa de vez en cuando, una alegría que nadie observa, una furia que todos ven, un desastre que todos notan y, un amor que nadie ha podido sentir. Eres un escalón de veinte metros de altura sin peldaños, la musa de muchos y la pintura de nadie, eres tú, libre y aprisionada.


domingo, 31 de enero de 2016

Como besar el cielo.

El querer explicar lo que siento es inquietante. Mis «quereres», son extravagantes, porque ellos desean tomar mi vida y retorcerla como les dé la gana, pero, no los detendré por ningún motivo, dejaré que fluyan, que corran tanto como quieran, que se lastimen al caer o disfruten de todo lo emocionalmente pasajero y, cuando encuentren algo que valga la pena, se queden con ello todo el tiempo que puedan. 

Lo material nos puede faltar, sin embargo, de lo que nunca debemos carecer es de los «momentos», porque a las personas sentimentales, nos sirven de moneda de cambio. Los momentos que más atesoro junto a ella, son aquellos en que puedo susurrarle al oído: «Me encantas»; a veces, las palabras más simples son aquellas que abarcan un gran significado, que conservan un «todo» dentro de sí. Para decir un "te amo" existen demasiadas combinaciones de palabras, mas pueden sustituirse por un simple gesto como lo es un «abrazo».

El silencio es el estado que más puede contarte sobre las personas que lo padecen; tantas historias y tan sólo una por demostrar, la calma y desesperación hecha vida en un instante.

He de disfrutar de la soledad y la compañía de igual manera, sin embargo, prefiero su compañía en la calma de nuestra soledad; si tengo que estar solo, creo que optaría estar sólo con ella, porque no hay cielo más hermoso que me ilusione ver sino aquel que se refleja en sus ojos. 


lunes, 25 de enero de 2016

¿Y si decido entregarte mi alma?

Quiero verte... te extraño. Me cansé de ocultarme en las tinieblas, deseo que me agarres de la mano y paseemos por ese camino de estrellas del que tanto me has hablado. Odio vivir sin ti. No sé cómo he podido vivir todo este tiempo solo, pero sin duda, es mejor contigo; déjame leerte la letra pequeña de éste contrato… sé vivir sin ti, sin embargo, no cambia el hecho de que me destrozarás el corazón si te marchas algún día.

Me encanta el haberte conocido, no fue como en las películas, aunque es mi parte favorita, porque las películas deben llegar a un final, y no digo que esto sea para siempre, ya que es una palabra demasiado grande para que nuestras bocas las pronuncien sin equivocación; Oscar Wilde escribió: “La diferencia entre un capricho y una pasión eterna, es que el capricho dura un poco más”, cosa que me hace pensar con demasía y me expulsa de la realidad, haciéndome creer que si no digo nunca éstas palabras, siempre estarás conmigo… pero, si llego a decir que ésta desbordada pasión que tenemos será para siempre, por los siglos de los siglos, temo perderte por el tiempo que antes he dicho.

Quiero tenerte a mi lado, aunque tenga que cambiar drásticamente mi manera de vivir, mudarme lejos y empezar desde los cimientos… pero, está vez será contigo. No me importaría arriesgarlo todo, porque cuando muera no me llevaré nada más que tu amor; todas esas decisiones tomadas se quedarán en el aire, y flotarán hasta un día caer en el vacío del olvido, pero, sin niebla que pueda hacerme dudar en medio del camino, todas esas cosas que hice por ti, y más que eso, por nosotros… la recordarás siempre, y en esos instantes llenos de recuerdos, me amarás una vez más, por el ayer, por el hoy y por el mañana.

Todos esos besos que anhelamos por años, esos abrazos que complementaron mi existir, esa mirada tan… devastadora, llena de una intriga furiosa buscando ese «algo» que no se les ha perdido, pero que saben encontrar.

Unos ojazos café me lanzaron una de esas miradas que te roban el alma, la besan y, cuando vienen a devolvértela, ya no vuelves a ser el mismo, porque simplemente, no la quieres de vuelta.

lunes, 18 de enero de 2016

Volver.

En un mundo donde hasta el sol tiene miedo en salir, no se van más que sombras, las personas no son tal cosa, son tristezas y una constante guerra contra sí mismos; en una tierra donde las calles no son más que un fuego extraño, negro, de esos que sólo pueden apreciarse en el infierno, de esos que sólo en el alma más negra pueden ser visualizados, con el que es fácil envolver y contagiar a la gente. Aquí no se ve más que dolor, se ven sueños desechos por doquier, y la luna se oculta en un sendero gris que atormenta el ser de todos los que la ven; así como ver el cielo, sin sol, sin nubes, sin estrellas. Como sentir un vació que nadie entiende, siendo esto el día a día ¿Puedes comprender este mundo? El mar acá no es azul, y ese beso se ha desvanecido de mis labios, ese color que algún día me cubrió al estar contigo se ha desaparecido y una lágrima corre por donde no debería pasar.

Es gracioso, el hecho de no haber escrito más, no había escrito más, porque si de algo estoy segura, es de que me alejé de mi mundo poético, para adentrarme en la vida real; por un momento perdí la respiración y sólo eso bastó para saber tantas cosas... ¿Se dieron cuenta que la vida se rige por los riesgos que toman? ¿Qué sería de la vida si fuera fácil, si todo fuera cerrado? La libertad es de quien la sepa usar, aunque esto implique que se convierta en un arma mortal. Aunque no todo es tristeza, si la sabes aprovechar; experimentas, sueñas, crees, te das cuenta de que hay tanto en la vida esperando por ti, que mil años no alcanzan. Correr, vivir, debes hacerlo sin pensarlo.

Veamos la vida de esta manera: Es un libro que se te entrega, tú tienes tu propia pluma. Estás en todo tu derecho de escribir, sólo tú eres responsable de ello. Un borrón demás nunca ha matado a nadie, pero toda una hoja, es imperdonable, tus paginas están contadas, vuela, salta, aletea, canta, materializa, no sabes cuándo se te acabe el espacio para escribir. Persigue hasta palmar todo lo que quieras, y has que la verdad se sepa; hay recuerdos que no se borran. Escucha ese sonido que te llama a hacer lo que mejor sabes, y sentirte cómodo con eso.

Un «ser» inexistente.

No necesitas tener vida para saber que siempre me acompañarás, a pesar de que me vaya por "momentos" indefinidos. Eres mi mascota, siempre fiel ante mí y, con paciencia, esperas nuevamente mi llegada. Lamento no tener siempre las mismas ganas de conversar contigo. A veces me gusta callarme algunas cosas, no puedo contarte todo de mí, quiero guardarme secretos para tener algo de «normal» en mi vida; aunque si he de contar mis más perversos secretos, sin duda ni remordimientos, serías mi primera opción… porque sé la delicadeza que le pones al saborear mis palabras.

Disfruto la compañía que me haces, me encanta sentirme como esos niños cuyos abuelos los sientan en sus piernas y le cuentan una historia con un final feliz; extraño esos finales felices, sin embargo, pensándolo mejor, prefiero que las historias no tengan final… así cada noche puedo inventar uno nuevo y continuar las aventuras de mis héroes favoritos, alargando la existencia de mi imaginación.

No pienses en abandonarme, te lo imploro. Si algún día yo he de caer, eres mi mejor opción, una página blanca que deja expresarme sin prejuicios ni críticas, algo que muchas personas no saben controlar, pero tú, eres un magnate de la comprensión. Suelo desear que me obsequies consejos, para tratar de llevarlos a la práctica y ser mejor persona… pero, tristemente, recuerdo que sólo eres ese «algo» que todos necesitamos pero, que nadie sabe ser. 

sábado, 16 de enero de 2016

Como hacer el amor tomados de la mano.

Y fue cuando decidí dejar que la corriente fluya, dejar que el río recorra su cauce; su final, dependerá totalmente del camino que tomes, pero, a pesar de todo, iré corriendo para estar a tu lado. Luego me sentaré junto a ti y, nerviosos, agarrarnos de manos.

No sé porqué me encanta el Jazz cuando sólo se escucha el alma del instrumento llorar, ese magnífico sentimiento al sentir tantas emociones sin palabra alguna. Si tengo que asemejarlo a algo, sería como si un alma descendería del cielo, te otorgara un cálido abrazo y pronunciara esas palabras que tanto anhelas escuchar; algo más que suficiente para apaciguar a cualquiera de sus pesares, o hacerles llorar de tanto reflexionar sobre sus vidas. Amo cerrar los ojos cuando escucho esas canciones, llego a imaginar tanto o más que un niño en sus mejores años de creatividad; cada vez que esas canciones están presentes en mi vida recuerdo un pedazo de mi alma pasada, de manera breve y concisa, me atrevo a escarbar en esos, aunque vagos, recuerdos. Solía extrañarlos, pero ya no, es como si el presente y el futuro opacaran el pasado. Claro está que nunca podré olvidar lo que me ha hecho como soy ahora, sin embargo, necesito ser más y pensar menos; por mí bien, por el suyo y por los que vendrán.

Dejaré de complicarme con pensamientos absurdos, buscaré la verdad detrás del telón rojo intenso que reside cerca de tus labios. Si soy preciso con mis problemas del pasado, es que quería demasiadas cosas en un sólo instante, haciéndome olvidar de las cosas necesarias, como lo es el «amor»; olvidaba qué era, cómo era y qué se sentía ser amado. Me senté a pensar, y después me acosté, a ver si la posición era el obstáculo que me impedía reconocerlo, pero no, era yo; era el único culpable de no ver lo que estaba delante de mis narices, mofándose de mí ignorancia.

Luego llegó ella, con su dulce mirada y su tierna sonrisa. No asemejaré la manera en que me mira con un amanecer, porque cuando me despierto y me golpea el sol, y lo único que pienso es en la gran molestia que me produce. Diría, que la manera de su mirar, es como observar una orquídea a punto de florecer. Una mirada de ella, no aparece de la misma forma dos veces, y tampoco te hacen sentir lo mismo; a veces puede congelarte el alma y derretirte el corazón en un mismo segundo. Para su mirada, nada es imposible; porque ya he muerto un par de veces observándola, y cada vez que he de revivir, siento que la quiero más.  

viernes, 15 de enero de 2016

De esos besos que desnudan el alma.

Me enamora un par de labios, sí, sus labios, sólo sus labios. Tal vez sea, porque es lo único que de verdad se siente en un beso, en lo que me pierdo. Es sabido que cada uno tiene su manera particular de hacerlo, cada uno le pone su sello personal, pero analizándolo todo, hay dos factores comunes en la solución a mi dilema.

    Factores como: dos partes. Todo está disponible a un beso, la verdad, los besos más sinceros son los que les dan las mascotas a sus amos, pero hablemos de los sujetos, dos, para una ecuación perfecta. El segundo factor, son los ojos, aquí desencadenamos mi locura; estas son las ventanas del alma, pues si las cerramos ¿Qué obtenemos?, ¿Qué vamos a ver? Correcto, nada. Eso es lo que hace emocionante mi teoría.

    Al cerrar los ojos, no nos damos cuenta y olvidamos por completo el aspecto de esa persona, en ese momento, no nos importa como luce, ni el idioma que hable pero, nos importa la lengua con la que se comunica. Nos da igual la pesadez o lo liviano de su mirada y, nos entregamos sin saber y ni reaccionar a lo que pasará luego. Al final de todo, sólo importa el tacto, el gusto, quien acaricia primero, donde acaricia y, los mismos labios en sí a ser besados… y las mejillas, todos sabemos que alguno de los dos tocará al otro, quizás sea por aferrarse a algo que los mantenga en la tierra, para no salir disparados y volar lejos, tal vez sea sólo una muestra de cariño y, soy yo la que alucina con todo esto.

    De ahí parte mi descarrilado sentimiento, sólo se necesita quien te complemente, alguien dispuesto a besar con el mismo amor que tú. Dos pares de labios, que desvisten, estos que añoran y ríen, que esperan ansiosos un segundo beso, o se alejan en un último, independientemente de ello allí están. Esperan pacientes, y se precipitan algunas veces.

martes, 12 de enero de 2016

Bienvenida Michelle Gabriela.

Espero que tu estadía en el blog sea como la llegada de la primavera, esa que esperamos para poder florecer, pero esta vez, será junto a ti.

lunes, 11 de enero de 2016

Es bueno estar de vuelta.

A menudo ocurren circunstancias donde nuestras emociones y personalidades se ven afectadas; me atrevería a decir que, esas decisiones, por pequeñas que sean, forjan nuestro futuro «ser». Parecido a la acción de una pequeña roca que cae desde la cima de una montaña, y por arte de “magia”, dé lugar a un derrumbe que nos deje la vía colapsada por un par de horas, días, meses o tal vez años. Debería estar orgulloso, porque por primera vez, desde que tengo uso de razón, tengo una pista enorme para ser feliz.  

Indagando en libros he percibido «levemente» pistas que llevan a muchas conclusiones que pueden llegar a colisionar entre sí, o no tener sentido alguno, pero, tratan de lo mismo… un largo camino repleto de hojas, una playa dulce llena de aves, un universo entero que te ayuda a encontrar la manera de ser feliz, y esa es tu mente. Tenemos el poder de nuestra felicidad escurriéndose por nuestros dedos y no hacemos nada para retenerlo. 

No podría obsequiarles la receta perfecta para llegar a la cumbre plena de esa emoción tan efímera como lo es la felicidad. Sin embargo, dejaré pistas para que la felicidad que llevan dentro, cautiva y sin derecho a visitas conyugales, pueda sentir el aire de libertad que tanto ha anhelado detrás de esos barrotes de injurias.

Yo afirmo que lo haré pero, a decir verdad, hay que dejar reposar las ideas para que se solidifiquen y constituyan un todo dentro de un contexto adaptable a cualquier situación.

Cuando sientas el mundo arder, cuando veas el caos y no sepas dónde esconderte, rechaza la idea de huir. A pesar de que dar la cara a lo desconocido, a primera impresión, puede resultar aterrador e incierto, puede apaciguar el alma. En muchos casos, falta un gran empujón hacia el abismo existencial que te conducirá a librarte de todo en lo que te escondes y, ser sincero, primeramente contigo, para que a la final, cuando te toque ajustar cuentas, el balance general de tu vida lleve un equilibrio el cual no te haga arrepentirte de las «decisiones» que has tomado.

La felicidad no es fácil de alcanzar, otórgate metas y sueños que cumplir; la mente ocupada no divaga en la desesperantemente encantadora soledad. Y, por último, cuando veas la más mínima abertura que se abra en esa enorme puerta de hierro, corre lo más rápido posible para poder ver a través de ella, porque la ardua batalla que has luchado, merece un momento de tranquilidad para admirar la puesta de sol más hermosa que jamás has imaginado, una que querrás ver por siempre, pero que sólo dura unos instantes… por desgracia.  

sábado, 2 de enero de 2016

Una necesidad intangible.

Necesito escribir, demostrar que aún tengo sentimientos; no los he perdido todos, no quiero que nadie más venga a robarme una parte de mí, un pedazo de mi alma. Todo comenzó sin las intenciones que tuvimos al final, con la inocencia sobre lo mal que terminaría. Me atrevería a decir que siempre estábamos al tanto de lo que iba a pasar, sin embargo, como masoquistas que somos, continuamos acercándonos con las navajas atrapadas entre las manos y, escondidas detrás de nuestras espaldas, esperando el momento menos oportuno para destrozar nuestras calmas.

Te extraño, y no lo digo porque sí, sino, porque te extraño; supongo que esa palabra pierde el significado para nosotros cuando los hechos demuestran las verdaderas intenciones del portador de ese conglomerado de letras. Estoy en un punto donde no quisiera ni poder hablar; olvidar como escuchar y entender a las personas, desconocer la capacidad olfativa de mi nariz, olvidar las formas y colores, todo eso y más quisiera olvidar, porque no quiero morir, y esto sería un remplazo para no poder saber que una vez exististe a mi lado.

Dudo que pueda olvidar el calor de tus abrazos, la intensidad de tus besos y la pasión desbordada que había cuando entrabamos en calor, sin embargo, hay otra cosa que no podría olvidar jamás, y es el hecho de que siempre quisiste lo mejor para mí, a pesar de limitar tanto nuestra relación por las tormentosas diferencias.

Tú, un huracán sentimental que podía ser apaciguado por la poca llama que queda en mi corazón, esa que se quedará contigo para siempre, dándote fuerza y conocimientos para no toparte conmigo en el futuro; mientras que yo, como un desastre calmado, fui el único culpable de que nuestros caminos se separaran. Todo es mi culpa, porque no supe ver a la mujer más hermosa del mundo detrás de sus desperfectos, y creo que ese será mi mayor problema ahora, nuevamente, he perdido la confianza en mi criterio.

Desde ahora, la soledad seguirá constante. Los «amigos» serán los que ocasionarán la tapadera perfecta para hacerme el hombre feliz y fuerte que debo ser, pero en este momento, sólo por este momento, déjenme llorar, porque no hay muchos días en los que puedo llorar por algo que vale la pena, y sin duda, ella lo vale… por el momento.

Un sólo camino.

No creo en esta posibilidad, pero… no estés triste por mí, en esta soledad irreparable, estoy siendo feliz; creo que nunca me decidía por un sentimiento específico cuando estabas junto a mí, supongo, desgraciadamente, que ahora tengo un sentimiento hacia ti muy estable, arraigado en el centro de mi pecho, y si mal no recuerdo, mi corazón habita ahí, durmiendo como perezoso, sin embargo, ahora, el sueño para él está escaso; en éste momento sólo puedo rogar a que se duerma de una buena vez y me deje respirar de manera vivaz, como antes podía lograr con tranquilidad. Estoy encerrado entre rejas, mis pensamientos no dejan escapar a mis emociones, ¡No puedo parar de pensar!, antes tenía el mismo problema, pero no de tal magnitud.

En mi «normalidad», mi vista entraba a la zona de embelesamiento sin sentido pocas veces al día, como mucho tres o cuatro veces, aunque no era necesario contarlas anteriormente, por eso dudo de su cantidad; pero ahora, consigo entrar a la vida real, con ensañamiento, pocas veces al día. Ya no sé si esto pueda llamarse vida. Siempre extrañando el pasado, obviando el presente.

Las palabras son inútiles si no cumplimos con nuestros propósitos; como antes dije, nos quedaremos con promesas vacías una vez que nuestros cuerpos carezcan de vida; aunque, maldiciendo, sigo respirando y, no me siento vivo. Soy un conglomerado de pensamientos adversos que algún día llegarán a su final sin realizar nada prospero por el bien de su propia alma o de alguien necesitado.

Necesito renacer. Caer en lo más bajo, y seguir cayendo; para que algún día, cuando todo mi ser toque fondo, pueda levantar cabeza y mirar hacia arriba. Espero, en mi plan desesperado, sólo un camino para volver y, ser feliz.  

Te he perdido.

Te he perdido, es la realidad. En éste «problema», hay un único culpable, y esa, eres tú. Caí en tu regazo como pájaro herido, buscando consolación donde sólo había amor. Quiero decirte algo muy importante, no te lo vayas a tomar a mal, pero… Aún te amo.

Es un poco retorcido de mi parte hacerte esto, quererte, amarte, odiarte, jugar con tus sentimientos de cristal; aunque lo peor de todo no es hacerlo, sino querer abrazarte cuando sé que te estoy haciendo mal. Estos benditos sentimientos que arden en mi pecho, estas malditas ganas de besarte cada vez que dices una tontería, —Assh, ¡maldición!—, todo se ha esfumado por tu bien, sólo por ti, por eso es tu culpa. 

No he podido dejar de pensar en ti, me acuesto con destellos en la mente de nuestros momentos apasionantes, y he de decir que aún, me excitan; sin intención, los revivo con lujo de detalles, pero cuando la tengo, llegamos a tirar todo al garete y destrozamos nuestros cuerpos en armonía con un toque de desesperación.

No puedes ni imaginar la manera en la que te extraño, rozar tus mejillas con mis curiosos dedos y morder tu cuello para ver tu pasión incesante. Todo esto, es un recuerdo macabro de mi mente, porque no hay cosa que me duela tanto como lo es tu ausencia. Pero, como ya lo he dicho, es por tu bien y, por eso es que no puedo dejar que mis dedos se derritan en el ardor de tu cuerpo, volvería a caer en tu juego amoroso, y yo sólo quiero un juego que dure por siempre.

Deseos innecesarios.

No le deseo a nadie lo que siento, aunque sé que muchos lo han sentido y de peor manera. Ésta soledad me tiene carcomido desde dentro de mi alma. No puedo evitar el sollozo de mis ojos al caminar; supongo que no es necesario parar algo que me aliviará. Siento un frío dejando quemaduras por todo mí ser, y una llama azul consumiendo el viento de mi cordura. Siento necesario sacrificar mi existencia por un bien mayor, aunque me conformaría sólo por el bien propio. Los deseos de mi cuerpo se han vuelto innecesarios para vivir, ya no es la prioridad; sin embargo, no puedo vivir sin la música que rodea el contexto cotidiano de mí vida. No tendré un final feliz, ni mucho menos una felicidad resplandeciente… sólo tendré una vida a media luz.