Después de un tiempo de desenfreno, un largo silencio nos invadió, la
distancia nos fue separando, y aunque intentaba acortarla, fue demasiado para un mortal como yo. Tu desapego
me extraña y me siento solo. Intento comunicarme, mientras tú me evitas y, no
sé qué hacer, si desistir o insistir. Cuando me decidí a insistir, no me parecio demasiado tarde. Hasta que tu silencio abrió ese pasadizo oculto que me reveló el secreto detrás de toda esa oscuridad.
Ahora que lo sé, me pregunto una y mil veces sin conseguir comprender. Espero
que algún día des la cara y me expliques qué sucedió, sólo eso necesito. No te
odio, eso solo significaría que aún siento algo por ti, lo único que quiero es
una respuesta. El «por qué» de este final tan carente de palabras,
que me dejo más que triste, intranquilo, preguntándome si fui yo el que hice
mal.
Algunas veces desearía olvidarte sin más y seguir con mi vida, pero he
descubierto que debo recordar, puedo perdonar, puedo dejar pasar, pero jamás
olvidar. Si olvido, borraría ese evento de mi vida y seria vulnerable, tanto a
ti como a gente como tú, que se aprovechan de los verdaderos sentimientos y se
alimentan de ellos hasta el cansancio, dejando así a sus víctimas, como ustedes
mismos; vacíos, porque así estás tú, vacía. No eres más que un ser vacío y sin
sentimientos que devora todo a su paso.