viernes, 30 de octubre de 2015

Un lugar lleno de tristeza.

Quiero escribir algo hermoso aquí, llenar de lágrimas mis dedos cuando lo haga; de felicidad, si preguntas su material de origen. Sonreír en cada letra marcada y susurrar recuerdos entre paréntesis. Amar cada palabra y por ende, transmitirla para que luego sean abandonadas; hasta que mi vaga mente desee recordar lo que sentía en ese momento de «inspiración». 

Soñé tantas cosas contigo, disfruté cada pedazo de sueño, pero, el final nunca pude saborearlo. Entregándole la razón a mi agitada memoria, tampoco quería tener un final para nosotros. Eras perfecta con tus errores y yo risueño con mis defectos. Nos amábamos tanto que no pudimos evitar tener un final drástico y no tan poético como los grandes romances, sino, como los mayores fracasos. Anhelo paz en tu existencia, como tranquilidad en mi mente; porque ahí, todo es un alboroto por ti. La mayoría de las personas suelen intimidarles el rechazo o el abandono, pero, ciertamente, lo trágico no son las pocas lágrimas que rozan sus mejillas, ni los golpes irracionales hacia cualquier objeto o persona. Lo trágico sería aquello que puede destruir ciudades emocionales enteras, sería enamorarse de su recuerdo, idolatrar su ausencia, e ignorar sus necesidades emocionales para pensar en esa persona que nos hace tanto... pero tanto daño.

Si me preguntas, no es que sea un experto, sin embargo, para mí, lo peor, no es terminar. Sino, nunca poder olvidar los sentimientos que aún llevas dentro... sin derecho a demostrarlos.

Es algo innato, pero, suelo llevar lo hermoso a un lugar triste.

lunes, 26 de octubre de 2015

Buenas [Notificación]

A todas las personas que puedan leer esto, tengan en cuenta de que hoy me robaron llegando a la casa (Muy cerca de ella, es lo que más me molesta), y pues, ya no tengo teléfono... ya veré que hago.
Saludos.

viernes, 23 de octubre de 2015

Dulce Soledad.

Déjame callar esto, déjame tranquilo en este silencio que te aterra tanto. Estoy bien. No necesito nada más que estar a solas con mis pensamientos. No tengo la propiedad de elegir cómo sentirme, perdí eso hace mucho mientras desentrañaba mis sentimientos y alguien vino con una sierra y le hizo un gran cariño de tal intensidad que aún siento latente el dolor. Misericordia, —suspiro—, es una palabra que no viene al caso, ni tengo idea de por qué relucí su ausencia, y aún sigo solo, es lo que quería. Me siento, y pienso en ti; me levanto, sólo para olvidarte, pero en algún momento mis piernas se cansarán y mi única salida sería acostarme, pero eso significaría mi muerte, y no puedo morir, porque quiero estar solo. 

Quiero pensar el por qué de mi querer y las razones de mi insistencia. La brevedad inunda mis pensamientos aleatorios, no poseo dominio entre ellos. Podrían hacerse llamar mi: ‹alter ego›, si es que quisiera colocarlos como actos involuntarios en vez de lo que son, estrellas fugaces de mi mente, variables significativas en mi subconsciente. Y por si no saben quién es el ‹subconsciente›, es aquél que te conoce mejor que tu propia madre. Para el subconsciente coloco ‹quién› en vez de ‹qué›, porque se ha ganado ese respeto, y nadie estaría en desacuerdo. Para hablar, no necesitamos ser inteligentes, razonables, ni mucho menos amables; pero, para entendernos, creo que sería ligeramente necesario, aunque, como ya lo he dicho antes, hablo, (en sus mentes), chapuzas sin sentido.

Éstas son palabras, como ya se han podido dar cuenta, sin embargo, están en un orden "aleatorio", como los planetas en el espacio; donde mi mente trabajó para crearlas desde la nada, desde pensamientos profundos y efímeros, hasta las tonterías que ni a un niño se le ocurriría decir por miedo a quedar en pena. Es interesante ver cómo se comportan las personas, algunas predecibles arraigados a sus propios compromisos de su personalidad, y otros un tanto evasivos al comportamiento continuo. El segundo tipo, suelen ser más interesantes, hasta que te percatas de la inutilidad en el esfuerzo que haces al intentar comprender sus hábitos, creencias y ociosidades; tal vez caminaste por el sendero equivocado y en vano, pero aún no es tarde, puedes pasear con esa persona y dejar de comprender, para empezar a vivir junto a él. De qué serviría pasar tanto tiempo analizando sus acciones y perder la vida en ello, o peor, a esa persona que tanto anhelas tener en brazos. 

Deberíamos empezar a vivir, pero yo, debería seguir estando solo, es mi decisión. Si quieres unirte a la causa de la soledad, ella siempre estará disponible cuando la necesites. Y si ella te necesita algún día, no dudes en ofrecerle un abrazo y limpiar sus lágrimas, en todo caso, hasta la soledad necesita compañía, por eso nunca la quiero dejar sola, porque ella siempre ha estado a mi lado, amándome, y yo, a ella. 

martes, 13 de octubre de 2015

Soy el chico de los ojos miel.

Ya dejé de buscarte.

Siempre he odiado salir de mi encierro. Prefiero el confinamiento de estas cuatro paredes que estar fuera de aquí y creer que eres cualquier chica que llame mi atención. Déjame aprovechar que soy hombre y decir que esto, es cosas de ‹hombres›, eso de fijarse en cualquier chica. Pero, no es tan placentero como parece. Es una tortura, y muchos podemos asegurar eso, porque no me siento el único en la vida que pasa por problemas similares, peores o tan increíbles que no podría ni inventar un buen ejemplo sin tocar lo inverosímil. Ya me he cansado de esto, estas palabras, éste sentimiento, ésta angustia... éste dolor que no produce voces en mi ser ni mi alma. No es un dolor cualquiera, es la peor de las torturas, imagínate que enmudecieran todas tus emociones. ¿Qué sentirías?, ¿A quién acudirías?, ¿Llorarías o reirías? No lo sé a ciencia cierta, pero ya he hecho un poco de todo, y sigo sin saber qué hacer.

No pido tu auxilio.

Quisiera pedirle un deseo a una estrella fugaz y al siguiente día tener la habilidad de poder borrar cierta parte de mis recuerdos cada vez que lo desee. Sé que es triste no poder recordar tus errores, pero, es aún más doloroso sentirte tan cerca, percibir el olor de tu fragante cuerpo y no poder siquiera decirte ‹Hola›. Duele, sin más medida, duele. Pero, éstas son sólo palabras. Pueden transmitir lo mejor, lo peor o la parte crucial de nuestras vidas, la verdad o las mentiras, sin embargo, son sólo palabras; no te dañarán, ni perjudicarán la más mínima parte de tu vida, sólo transmiten la verdad que siento y, aunque ésta fuese mentira, diría mil y un veces que es la verdad que hay en mí y nada más.

Me encantaría poder borrar todos tus recuerdos como ya lo he mencionado antes, pero antes de hacerlo, quisiera retractarme de mis ideas acerca de ello. Si las palabras sólo son palabras, entonces la vida sólo es vida. ¿Y qué es de la vida sin un poco de contratiempos?, ¿Sin desastres personales u horrores catastróficos?, ya no sería vida; sería una especie de conveniencia personal donde todas y cada una de las cosas que deseamos aparezcan sin esfuerzo alguno, que todas las puertas de este mundo las consigamos abiertas de par en par y lleguemos a mandar así sin más. Si hay una razón del porqué mi ser sintió tanto amor por ti, es porque me conquistaste incondicionalmente, no me dejaste escape alguno, y en esta situación, no necesitaba un escape, necesitaba que fueras esas cuatro paredes que encierran todo esto que llevo dentro, tan inestable.

Seguro que mañana saldré otra vez, y sin perder tiempo te diré que no intentaré buscarte por ningún medio, sin embargo, si quieres venir y conocerme, te aseguro, que serías lo mejor que me va a pasar en la vida. Y aunque no tengas idea de como soy, sólo te diré que soy el chico de los ojos miel.

viernes, 9 de octubre de 2015

¿Debería decir algo más?

Siento que me faltan miles de cosas por decir, pero nunca logro concertar el momento ni la persona indicada para decirlo. Me cuesta terminar esas cosas que tanto quiero, quisiera que se alargaran hasta no poder imaginar el final. He perdido muchos miedos a lo largo de los años, como ‹pedir alguna indicación en la calle› o ‹decir lo que realmente pienso›; aunque lo segundo no es del todo cierto, pero lo intento y es lo que importa. Pero a veces no es suficiente con intentarlo, y para personas más exigentes, no es ni suficiente lograrlo.

No escribo para cambiar el mundo, ni mucho menos hacerlo mejor, porque no basta con sólo escribir para que todos pensemos en las cosas que nos hacen falta desarrollar. No es suficiente con apoyar una causa, porque si nos vemos al espejo, no hacemos nada, ¿qué aportamos?, ¿Apoyo?, eso no es para nada suficiente al intentar cambiar a este mundo. Si hay alguna cosa que pueda cambiar a este mundo, será su misma destrucción.

Pero ¿por qué aferrarnos a esas cosas tan frías y devastadoras?, si puedes quedarte en tu casa a ver ese partido o concurso de belleza que tanto te gusta, tu libro preferido o aquella serie hipnotizadora que llevas meses esperando con ansias. No estoy acá para hacer todo más ‹agradable a la vista›, estoy acá para colocar tantas palabras como mis dedos y mi mente me permitan expresar mediante mi entendimiento. Y aunque éste no sea el más correcto, cierto o verdadero; pero soy libre de pensar en todo lo que quiera, como ustedes. Supongo que si lees esto, es porque estás interesado o prorrumpiste de la risa, sin embargo, no será relevante si no comentas con la certeza que crees tener en tus ideas. Realmente, ¿tienes algo para decir? Olvida tus miedos, tus penas y tu egocentrismo por un momento y deja fluir a la persona que llevas dentro; no estoy hablando ,‹o escribiendo›, de esa que le muestras a todos, esa que es feliz o triste según tu conveniencia. Hablo de aquella cara tuya, que cuando te encuentras con la soledad besando tus mejillas, te echas a llorar o a partir de risa con ella, porque es tu más fiel amiga, aquella la que nunca te abandona.

Y ahora, sin más preámbulos,  tal vez podrás decirme... ¿En qué piensas? 

sábado, 3 de octubre de 2015

¡Tengo un corazón!

Desconecté mi corazón, no sé si sea para siempre, pero lo cerré para cualquiera que merodee cerca de él. Yo estaba ciego, y aunque no haya abierto completamente los ojos, hoy me he dado cuenta de que no le he dado la importancia suficiente ni mucho menos la atención que debería de darle a mi tonto e iluso corazón; aunque él no sienta más que sangre pasar por su cuerpo, y que mis sentimientos estén en el cerebro, seguiré diciendo que mi corazón no está abierto. Ya terminó su larga jornada de sufrimiento y necesita descansar aunque sea por unos años. 

Decidí protegerlo de todas esas amenazadoras fantasías con extrañas en la calle, por algo, era iluso; decidí quererlo por sobre todas las cosas, ya que él me hace ser quien soy. Nunca más volveré a dejarlo solo, estaré a su lado siempre. Lo golpearé cuando necesite recapacitar los actos que provocan en mi persona, y cada noche soñaré junto a él. De no amarlo, no podría tenerlo pegado en mi pecho cada día, lo arrancaría si lo odiara, pero no es el caso; es como un niño pequeño, se cae y sus rodillas salen perjudicadas en el pavimento que es la vida, cuando eso pasa, suelo encerrarlo en su cuarto y castigarle para que medite sobre sus acciones.

¡Pero estoy haciendo mal!, debería limpiar sus heridas, tomar su pequeña mano y decirle que todo irá bien, proponiéndole: ¡corramos juntos esta vez!. Si llegamos a caer, nos levantaremos, nos limpiaremos la ropa y caminaremos hacia el atardecer, si es que hay uno. Pero si llegamos a encontrar eso tan digno del amor, nos ataremos a el como un niño sujeto a las piernas de su padre cuando debe irse al trabajo. No pelearemos más, refutaremos nuestras premisas hasta que lleguemos a un buen argumento, luego de eso nos abrazaremos y nos tiraremos al suelo, si tan sólo pudiéramos volar como en nuestras mentes no estaríamos aquí, ya estaríamos en búsqueda de nuestro amor eterno.

jueves, 1 de octubre de 2015

¿Volverías por mí?

Vuelve, sé que ya te has ido y a según es para siempre, vi ese paso en falso antes de cerrar la puerta y marcharte. Aún quema dentro lo que por años fue nuestra hoguera, si no la has visto, sigue encendida, he estado protegiendo sus pocas llamas con mis manos sin importar quemarme, un intento absurdo, pero prefiero agarrarme a una saliente del risco y pensar que al menos lo intenté hasta el final, odiaría haberme rendido de una manera tan insulsa. Por eso te propongo éste trato, vuelve y cometamos tantos errores como podamos en nuestro pequeño y singular mundo; dejemos las dietas, ¡engordemos!, corramos hasta que no podamos levantarnos y tengamos que acostarnos en la mitad de la acera donde la gente nos miraría raro, sin embargo, te veré a tus hermosos ojos marrones como la primera vez que descubrí mi amor por ti.

No fue el primer día que te vi, o la primera vez que hablamos, quizás el día setecientos después de nuestro primer encuentro de miradas, pero, eso no cambia el hecho de que te ame con todo lo que tengo, con todo lo que llegaré a poder darte, te daré los impuestos de mi vida y te haré acreedora de una cuenta de ahorros, para que puedas sacar lo poco que hay de bueno en mí, ya que tú lo haces posible, tengo sentimientos gracias a ti.

Si no quieres volver, no habrá otra salida para mi tristeza, se apoderará de todo lo que podría ser tuyo; la tristeza encontrará el camino para joderme la vida. Tarde o temprano moriré sabiendo que hubiera estado mejor a tu lado, lo bueno de esta situación es que si no existe un cielo, moriré en paz, pero si llego a aquellas puertas blancas solo, seguro que me iré al infierno por cuenta propia; no quisiera incomodarte en el cielo, porque mientras tú eres un ángel, me correspondería ser el que azote la paz en el mundo.

Elegiría una vida llena de alegría para ti, que una vida feliz sin ti. Aunque tenga que soportar los castigos inimaginables que pueden provocar los pensamientos en los que a ti conciernen. ¿Te extrañaré?, si, cada día de mi desechable existencia, porque sólo soy un repuesto para tu felicidad, un dador solitario, no busco nada de ti pero te daría todo.

Piénsalo, si estás conmigo, nunca me separaré de ti, pero, si me rechazas, nunca podrás deshacerte de mí; tú eliges, pero el destino ya nos unió, y nunca podremos escapar de él, me aseguraré de ello.