domingo, 31 de enero de 2016

Como besar el cielo.

El querer explicar lo que siento es inquietante. Mis «quereres», son extravagantes, porque ellos desean tomar mi vida y retorcerla como les dé la gana, pero, no los detendré por ningún motivo, dejaré que fluyan, que corran tanto como quieran, que se lastimen al caer o disfruten de todo lo emocionalmente pasajero y, cuando encuentren algo que valga la pena, se queden con ello todo el tiempo que puedan. 

Lo material nos puede faltar, sin embargo, de lo que nunca debemos carecer es de los «momentos», porque a las personas sentimentales, nos sirven de moneda de cambio. Los momentos que más atesoro junto a ella, son aquellos en que puedo susurrarle al oído: «Me encantas»; a veces, las palabras más simples son aquellas que abarcan un gran significado, que conservan un «todo» dentro de sí. Para decir un "te amo" existen demasiadas combinaciones de palabras, mas pueden sustituirse por un simple gesto como lo es un «abrazo».

El silencio es el estado que más puede contarte sobre las personas que lo padecen; tantas historias y tan sólo una por demostrar, la calma y desesperación hecha vida en un instante.

He de disfrutar de la soledad y la compañía de igual manera, sin embargo, prefiero su compañía en la calma de nuestra soledad; si tengo que estar solo, creo que optaría estar sólo con ella, porque no hay cielo más hermoso que me ilusione ver sino aquel que se refleja en sus ojos. 


lunes, 25 de enero de 2016

¿Y si decido entregarte mi alma?

Quiero verte... te extraño. Me cansé de ocultarme en las tinieblas, deseo que me agarres de la mano y paseemos por ese camino de estrellas del que tanto me has hablado. Odio vivir sin ti. No sé cómo he podido vivir todo este tiempo solo, pero sin duda, es mejor contigo; déjame leerte la letra pequeña de éste contrato… sé vivir sin ti, sin embargo, no cambia el hecho de que me destrozarás el corazón si te marchas algún día.

Me encanta el haberte conocido, no fue como en las películas, aunque es mi parte favorita, porque las películas deben llegar a un final, y no digo que esto sea para siempre, ya que es una palabra demasiado grande para que nuestras bocas las pronuncien sin equivocación; Oscar Wilde escribió: “La diferencia entre un capricho y una pasión eterna, es que el capricho dura un poco más”, cosa que me hace pensar con demasía y me expulsa de la realidad, haciéndome creer que si no digo nunca éstas palabras, siempre estarás conmigo… pero, si llego a decir que ésta desbordada pasión que tenemos será para siempre, por los siglos de los siglos, temo perderte por el tiempo que antes he dicho.

Quiero tenerte a mi lado, aunque tenga que cambiar drásticamente mi manera de vivir, mudarme lejos y empezar desde los cimientos… pero, está vez será contigo. No me importaría arriesgarlo todo, porque cuando muera no me llevaré nada más que tu amor; todas esas decisiones tomadas se quedarán en el aire, y flotarán hasta un día caer en el vacío del olvido, pero, sin niebla que pueda hacerme dudar en medio del camino, todas esas cosas que hice por ti, y más que eso, por nosotros… la recordarás siempre, y en esos instantes llenos de recuerdos, me amarás una vez más, por el ayer, por el hoy y por el mañana.

Todos esos besos que anhelamos por años, esos abrazos que complementaron mi existir, esa mirada tan… devastadora, llena de una intriga furiosa buscando ese «algo» que no se les ha perdido, pero que saben encontrar.

Unos ojazos café me lanzaron una de esas miradas que te roban el alma, la besan y, cuando vienen a devolvértela, ya no vuelves a ser el mismo, porque simplemente, no la quieres de vuelta.

lunes, 18 de enero de 2016

Volver.

En un mundo donde hasta el sol tiene miedo en salir, no se van más que sombras, las personas no son tal cosa, son tristezas y una constante guerra contra sí mismos; en una tierra donde las calles no son más que un fuego extraño, negro, de esos que sólo pueden apreciarse en el infierno, de esos que sólo en el alma más negra pueden ser visualizados, con el que es fácil envolver y contagiar a la gente. Aquí no se ve más que dolor, se ven sueños desechos por doquier, y la luna se oculta en un sendero gris que atormenta el ser de todos los que la ven; así como ver el cielo, sin sol, sin nubes, sin estrellas. Como sentir un vació que nadie entiende, siendo esto el día a día ¿Puedes comprender este mundo? El mar acá no es azul, y ese beso se ha desvanecido de mis labios, ese color que algún día me cubrió al estar contigo se ha desaparecido y una lágrima corre por donde no debería pasar.

Es gracioso, el hecho de no haber escrito más, no había escrito más, porque si de algo estoy segura, es de que me alejé de mi mundo poético, para adentrarme en la vida real; por un momento perdí la respiración y sólo eso bastó para saber tantas cosas... ¿Se dieron cuenta que la vida se rige por los riesgos que toman? ¿Qué sería de la vida si fuera fácil, si todo fuera cerrado? La libertad es de quien la sepa usar, aunque esto implique que se convierta en un arma mortal. Aunque no todo es tristeza, si la sabes aprovechar; experimentas, sueñas, crees, te das cuenta de que hay tanto en la vida esperando por ti, que mil años no alcanzan. Correr, vivir, debes hacerlo sin pensarlo.

Veamos la vida de esta manera: Es un libro que se te entrega, tú tienes tu propia pluma. Estás en todo tu derecho de escribir, sólo tú eres responsable de ello. Un borrón demás nunca ha matado a nadie, pero toda una hoja, es imperdonable, tus paginas están contadas, vuela, salta, aletea, canta, materializa, no sabes cuándo se te acabe el espacio para escribir. Persigue hasta palmar todo lo que quieras, y has que la verdad se sepa; hay recuerdos que no se borran. Escucha ese sonido que te llama a hacer lo que mejor sabes, y sentirte cómodo con eso.

Un «ser» inexistente.

No necesitas tener vida para saber que siempre me acompañarás, a pesar de que me vaya por "momentos" indefinidos. Eres mi mascota, siempre fiel ante mí y, con paciencia, esperas nuevamente mi llegada. Lamento no tener siempre las mismas ganas de conversar contigo. A veces me gusta callarme algunas cosas, no puedo contarte todo de mí, quiero guardarme secretos para tener algo de «normal» en mi vida; aunque si he de contar mis más perversos secretos, sin duda ni remordimientos, serías mi primera opción… porque sé la delicadeza que le pones al saborear mis palabras.

Disfruto la compañía que me haces, me encanta sentirme como esos niños cuyos abuelos los sientan en sus piernas y le cuentan una historia con un final feliz; extraño esos finales felices, sin embargo, pensándolo mejor, prefiero que las historias no tengan final… así cada noche puedo inventar uno nuevo y continuar las aventuras de mis héroes favoritos, alargando la existencia de mi imaginación.

No pienses en abandonarme, te lo imploro. Si algún día yo he de caer, eres mi mejor opción, una página blanca que deja expresarme sin prejuicios ni críticas, algo que muchas personas no saben controlar, pero tú, eres un magnate de la comprensión. Suelo desear que me obsequies consejos, para tratar de llevarlos a la práctica y ser mejor persona… pero, tristemente, recuerdo que sólo eres ese «algo» que todos necesitamos pero, que nadie sabe ser. 

sábado, 16 de enero de 2016

Como hacer el amor tomados de la mano.

Y fue cuando decidí dejar que la corriente fluya, dejar que el río recorra su cauce; su final, dependerá totalmente del camino que tomes, pero, a pesar de todo, iré corriendo para estar a tu lado. Luego me sentaré junto a ti y, nerviosos, agarrarnos de manos.

No sé porqué me encanta el Jazz cuando sólo se escucha el alma del instrumento llorar, ese magnífico sentimiento al sentir tantas emociones sin palabra alguna. Si tengo que asemejarlo a algo, sería como si un alma descendería del cielo, te otorgara un cálido abrazo y pronunciara esas palabras que tanto anhelas escuchar; algo más que suficiente para apaciguar a cualquiera de sus pesares, o hacerles llorar de tanto reflexionar sobre sus vidas. Amo cerrar los ojos cuando escucho esas canciones, llego a imaginar tanto o más que un niño en sus mejores años de creatividad; cada vez que esas canciones están presentes en mi vida recuerdo un pedazo de mi alma pasada, de manera breve y concisa, me atrevo a escarbar en esos, aunque vagos, recuerdos. Solía extrañarlos, pero ya no, es como si el presente y el futuro opacaran el pasado. Claro está que nunca podré olvidar lo que me ha hecho como soy ahora, sin embargo, necesito ser más y pensar menos; por mí bien, por el suyo y por los que vendrán.

Dejaré de complicarme con pensamientos absurdos, buscaré la verdad detrás del telón rojo intenso que reside cerca de tus labios. Si soy preciso con mis problemas del pasado, es que quería demasiadas cosas en un sólo instante, haciéndome olvidar de las cosas necesarias, como lo es el «amor»; olvidaba qué era, cómo era y qué se sentía ser amado. Me senté a pensar, y después me acosté, a ver si la posición era el obstáculo que me impedía reconocerlo, pero no, era yo; era el único culpable de no ver lo que estaba delante de mis narices, mofándose de mí ignorancia.

Luego llegó ella, con su dulce mirada y su tierna sonrisa. No asemejaré la manera en que me mira con un amanecer, porque cuando me despierto y me golpea el sol, y lo único que pienso es en la gran molestia que me produce. Diría, que la manera de su mirar, es como observar una orquídea a punto de florecer. Una mirada de ella, no aparece de la misma forma dos veces, y tampoco te hacen sentir lo mismo; a veces puede congelarte el alma y derretirte el corazón en un mismo segundo. Para su mirada, nada es imposible; porque ya he muerto un par de veces observándola, y cada vez que he de revivir, siento que la quiero más.  

viernes, 15 de enero de 2016

De esos besos que desnudan el alma.

Me enamora un par de labios, sí, sus labios, sólo sus labios. Tal vez sea, porque es lo único que de verdad se siente en un beso, en lo que me pierdo. Es sabido que cada uno tiene su manera particular de hacerlo, cada uno le pone su sello personal, pero analizándolo todo, hay dos factores comunes en la solución a mi dilema.

    Factores como: dos partes. Todo está disponible a un beso, la verdad, los besos más sinceros son los que les dan las mascotas a sus amos, pero hablemos de los sujetos, dos, para una ecuación perfecta. El segundo factor, son los ojos, aquí desencadenamos mi locura; estas son las ventanas del alma, pues si las cerramos ¿Qué obtenemos?, ¿Qué vamos a ver? Correcto, nada. Eso es lo que hace emocionante mi teoría.

    Al cerrar los ojos, no nos damos cuenta y olvidamos por completo el aspecto de esa persona, en ese momento, no nos importa como luce, ni el idioma que hable pero, nos importa la lengua con la que se comunica. Nos da igual la pesadez o lo liviano de su mirada y, nos entregamos sin saber y ni reaccionar a lo que pasará luego. Al final de todo, sólo importa el tacto, el gusto, quien acaricia primero, donde acaricia y, los mismos labios en sí a ser besados… y las mejillas, todos sabemos que alguno de los dos tocará al otro, quizás sea por aferrarse a algo que los mantenga en la tierra, para no salir disparados y volar lejos, tal vez sea sólo una muestra de cariño y, soy yo la que alucina con todo esto.

    De ahí parte mi descarrilado sentimiento, sólo se necesita quien te complemente, alguien dispuesto a besar con el mismo amor que tú. Dos pares de labios, que desvisten, estos que añoran y ríen, que esperan ansiosos un segundo beso, o se alejan en un último, independientemente de ello allí están. Esperan pacientes, y se precipitan algunas veces.

martes, 12 de enero de 2016

Bienvenida Michelle Gabriela.

Espero que tu estadía en el blog sea como la llegada de la primavera, esa que esperamos para poder florecer, pero esta vez, será junto a ti.

lunes, 11 de enero de 2016

Es bueno estar de vuelta.

A menudo ocurren circunstancias donde nuestras emociones y personalidades se ven afectadas; me atrevería a decir que, esas decisiones, por pequeñas que sean, forjan nuestro futuro «ser». Parecido a la acción de una pequeña roca que cae desde la cima de una montaña, y por arte de “magia”, dé lugar a un derrumbe que nos deje la vía colapsada por un par de horas, días, meses o tal vez años. Debería estar orgulloso, porque por primera vez, desde que tengo uso de razón, tengo una pista enorme para ser feliz.  

Indagando en libros he percibido «levemente» pistas que llevan a muchas conclusiones que pueden llegar a colisionar entre sí, o no tener sentido alguno, pero, tratan de lo mismo… un largo camino repleto de hojas, una playa dulce llena de aves, un universo entero que te ayuda a encontrar la manera de ser feliz, y esa es tu mente. Tenemos el poder de nuestra felicidad escurriéndose por nuestros dedos y no hacemos nada para retenerlo. 

No podría obsequiarles la receta perfecta para llegar a la cumbre plena de esa emoción tan efímera como lo es la felicidad. Sin embargo, dejaré pistas para que la felicidad que llevan dentro, cautiva y sin derecho a visitas conyugales, pueda sentir el aire de libertad que tanto ha anhelado detrás de esos barrotes de injurias.

Yo afirmo que lo haré pero, a decir verdad, hay que dejar reposar las ideas para que se solidifiquen y constituyan un todo dentro de un contexto adaptable a cualquier situación.

Cuando sientas el mundo arder, cuando veas el caos y no sepas dónde esconderte, rechaza la idea de huir. A pesar de que dar la cara a lo desconocido, a primera impresión, puede resultar aterrador e incierto, puede apaciguar el alma. En muchos casos, falta un gran empujón hacia el abismo existencial que te conducirá a librarte de todo en lo que te escondes y, ser sincero, primeramente contigo, para que a la final, cuando te toque ajustar cuentas, el balance general de tu vida lleve un equilibrio el cual no te haga arrepentirte de las «decisiones» que has tomado.

La felicidad no es fácil de alcanzar, otórgate metas y sueños que cumplir; la mente ocupada no divaga en la desesperantemente encantadora soledad. Y, por último, cuando veas la más mínima abertura que se abra en esa enorme puerta de hierro, corre lo más rápido posible para poder ver a través de ella, porque la ardua batalla que has luchado, merece un momento de tranquilidad para admirar la puesta de sol más hermosa que jamás has imaginado, una que querrás ver por siempre, pero que sólo dura unos instantes… por desgracia.  

sábado, 2 de enero de 2016

Una necesidad intangible.

Necesito escribir, demostrar que aún tengo sentimientos; no los he perdido todos, no quiero que nadie más venga a robarme una parte de mí, un pedazo de mi alma. Todo comenzó sin las intenciones que tuvimos al final, con la inocencia sobre lo mal que terminaría. Me atrevería a decir que siempre estábamos al tanto de lo que iba a pasar, sin embargo, como masoquistas que somos, continuamos acercándonos con las navajas atrapadas entre las manos y, escondidas detrás de nuestras espaldas, esperando el momento menos oportuno para destrozar nuestras calmas.

Te extraño, y no lo digo porque sí, sino, porque te extraño; supongo que esa palabra pierde el significado para nosotros cuando los hechos demuestran las verdaderas intenciones del portador de ese conglomerado de letras. Estoy en un punto donde no quisiera ni poder hablar; olvidar como escuchar y entender a las personas, desconocer la capacidad olfativa de mi nariz, olvidar las formas y colores, todo eso y más quisiera olvidar, porque no quiero morir, y esto sería un remplazo para no poder saber que una vez exististe a mi lado.

Dudo que pueda olvidar el calor de tus abrazos, la intensidad de tus besos y la pasión desbordada que había cuando entrabamos en calor, sin embargo, hay otra cosa que no podría olvidar jamás, y es el hecho de que siempre quisiste lo mejor para mí, a pesar de limitar tanto nuestra relación por las tormentosas diferencias.

Tú, un huracán sentimental que podía ser apaciguado por la poca llama que queda en mi corazón, esa que se quedará contigo para siempre, dándote fuerza y conocimientos para no toparte conmigo en el futuro; mientras que yo, como un desastre calmado, fui el único culpable de que nuestros caminos se separaran. Todo es mi culpa, porque no supe ver a la mujer más hermosa del mundo detrás de sus desperfectos, y creo que ese será mi mayor problema ahora, nuevamente, he perdido la confianza en mi criterio.

Desde ahora, la soledad seguirá constante. Los «amigos» serán los que ocasionarán la tapadera perfecta para hacerme el hombre feliz y fuerte que debo ser, pero en este momento, sólo por este momento, déjenme llorar, porque no hay muchos días en los que puedo llorar por algo que vale la pena, y sin duda, ella lo vale… por el momento.

Un sólo camino.

No creo en esta posibilidad, pero… no estés triste por mí, en esta soledad irreparable, estoy siendo feliz; creo que nunca me decidía por un sentimiento específico cuando estabas junto a mí, supongo, desgraciadamente, que ahora tengo un sentimiento hacia ti muy estable, arraigado en el centro de mi pecho, y si mal no recuerdo, mi corazón habita ahí, durmiendo como perezoso, sin embargo, ahora, el sueño para él está escaso; en éste momento sólo puedo rogar a que se duerma de una buena vez y me deje respirar de manera vivaz, como antes podía lograr con tranquilidad. Estoy encerrado entre rejas, mis pensamientos no dejan escapar a mis emociones, ¡No puedo parar de pensar!, antes tenía el mismo problema, pero no de tal magnitud.

En mi «normalidad», mi vista entraba a la zona de embelesamiento sin sentido pocas veces al día, como mucho tres o cuatro veces, aunque no era necesario contarlas anteriormente, por eso dudo de su cantidad; pero ahora, consigo entrar a la vida real, con ensañamiento, pocas veces al día. Ya no sé si esto pueda llamarse vida. Siempre extrañando el pasado, obviando el presente.

Las palabras son inútiles si no cumplimos con nuestros propósitos; como antes dije, nos quedaremos con promesas vacías una vez que nuestros cuerpos carezcan de vida; aunque, maldiciendo, sigo respirando y, no me siento vivo. Soy un conglomerado de pensamientos adversos que algún día llegarán a su final sin realizar nada prospero por el bien de su propia alma o de alguien necesitado.

Necesito renacer. Caer en lo más bajo, y seguir cayendo; para que algún día, cuando todo mi ser toque fondo, pueda levantar cabeza y mirar hacia arriba. Espero, en mi plan desesperado, sólo un camino para volver y, ser feliz.  

Te he perdido.

Te he perdido, es la realidad. En éste «problema», hay un único culpable, y esa, eres tú. Caí en tu regazo como pájaro herido, buscando consolación donde sólo había amor. Quiero decirte algo muy importante, no te lo vayas a tomar a mal, pero… Aún te amo.

Es un poco retorcido de mi parte hacerte esto, quererte, amarte, odiarte, jugar con tus sentimientos de cristal; aunque lo peor de todo no es hacerlo, sino querer abrazarte cuando sé que te estoy haciendo mal. Estos benditos sentimientos que arden en mi pecho, estas malditas ganas de besarte cada vez que dices una tontería, —Assh, ¡maldición!—, todo se ha esfumado por tu bien, sólo por ti, por eso es tu culpa. 

No he podido dejar de pensar en ti, me acuesto con destellos en la mente de nuestros momentos apasionantes, y he de decir que aún, me excitan; sin intención, los revivo con lujo de detalles, pero cuando la tengo, llegamos a tirar todo al garete y destrozamos nuestros cuerpos en armonía con un toque de desesperación.

No puedes ni imaginar la manera en la que te extraño, rozar tus mejillas con mis curiosos dedos y morder tu cuello para ver tu pasión incesante. Todo esto, es un recuerdo macabro de mi mente, porque no hay cosa que me duela tanto como lo es tu ausencia. Pero, como ya lo he dicho, es por tu bien y, por eso es que no puedo dejar que mis dedos se derritan en el ardor de tu cuerpo, volvería a caer en tu juego amoroso, y yo sólo quiero un juego que dure por siempre.

Deseos innecesarios.

No le deseo a nadie lo que siento, aunque sé que muchos lo han sentido y de peor manera. Ésta soledad me tiene carcomido desde dentro de mi alma. No puedo evitar el sollozo de mis ojos al caminar; supongo que no es necesario parar algo que me aliviará. Siento un frío dejando quemaduras por todo mí ser, y una llama azul consumiendo el viento de mi cordura. Siento necesario sacrificar mi existencia por un bien mayor, aunque me conformaría sólo por el bien propio. Los deseos de mi cuerpo se han vuelto innecesarios para vivir, ya no es la prioridad; sin embargo, no puedo vivir sin la música que rodea el contexto cotidiano de mí vida. No tendré un final feliz, ni mucho menos una felicidad resplandeciente… sólo tendré una vida a media luz.