viernes, 8 de diciembre de 2017

Amor de Tranvía

Nunca imaginé al levantarme lo que mis ojos más tarde verían, lo que el destino secretamente en sus planes me tenía y dentro de un pequeño tranvía yo me encontraría. Con el pasar de las horas el deber de salir fue cómplice del destino, haciéndome ir hasta la estación del tranvía; al subirme como desorientado me hallaba y mis manos de los asientos golpeaban, aún sin reaccionar buscaba lentamente un asiento, pero en el momento fue una búsqueda sin éxito ya que todos ellos se hallaban ocupados. Ya al pasar dos estaciones junto a un barrote parado, te subiste al tranvía con gracia y tu sonrisa, la cual me hizo imposible apartar la vista de tu rostro, que acompañado de tu cuerpo hacían el conjunto perfecto para la atracción.

 Aun después de haber pasado un tiempo de tu llegada no podía esconder la atención que me llamabas, seguí mirándote hasta que por una obvia razón llamé tu atención y me miraste, al darme cuenta de lo que sucedía desvié mi mirada hacia otro lado fingiendo en el momento que nunca te había observado, pero la actuación duro poco cuando al pasar de unos segundo voltee a mirarte y tu seguías ahí, mirándome fijamente... en ese momento supe que ya no había marcha atrás, sostuve la mirada y te vi directo a los ojos por lo que fueron los segundos más largos de mi vida, en el momento los cerraste y cubriste la sonrisa que se dibujó en tu rostro la cual hizo que en el mío también se dibujara una. Después del bonito momento que experimentamos vi cómo te acercaste a mi lentamente pero en el momento en que decidimos intercambiar más que miradas mi parada llegó y fui empujado hacia afuera por los otros pasajeros que coincidían en ésta conmigo, terminándose así nuestra oportunidad de conocernos, siendo esto no más que otra historia en mi cuaderno…

Aun ahora cuando me subo al tranvía tengo la esperanza de volverte a ver, pero hasta ahora nunca he podido coincidir con tu ser y me arrepiento de aquel día haber esperado tanto para hablar, y no ser yo quien me acercara a tu lugar.


domingo, 15 de octubre de 2017

¿Qué pasó?, ¿Dejaste de amarme?

Después de un tiempo de desenfreno, un largo silencio nos invadió, la distancia nos fue separando, y aunque intentaba acortarla, fue demasiado para un mortal como yo. Tu desapego me extraña y me siento solo. Intento comunicarme, mientras tú me evitas y, no sé qué hacer, si desistir o insistir. Cuando me decidí a insistir, no me parecio demasiado tarde. Hasta que tu silencio abrió ese pasadizo oculto que me reveló el secreto detrás de toda esa oscuridad.

Ahora que lo sé, me pregunto una y mil veces sin conseguir comprender. Espero que algún día des la cara y me expliques qué sucedió, sólo eso necesito. No te odio, eso solo significaría que aún siento algo por ti, lo único que quiero es una respuesta. El «por qué» de este final tan carente de palabras, que me dejo más que triste, intranquilo, preguntándome si fui yo el que hice mal.

Algunas veces desearía olvidarte sin más y seguir con mi vida, pero he descubierto que debo recordar, puedo perdonar, puedo dejar pasar, pero jamás olvidar. Si olvido, borraría ese evento de mi vida y seria vulnerable, tanto a ti como a gente como tú, que se aprovechan de los verdaderos sentimientos y se alimentan de ellos hasta el cansancio, dejando así a sus víctimas, como ustedes mismos; vacíos, porque así estás tú, vacía. No eres más que un ser vacío y sin sentimientos que devora todo a su paso.

Tu sádica definición de felicidad consiste en hacer infeliz a los demás, sólo tratas de infectar a los demás con tu corrosiva forma de vivir. Pero recuerda mis palabras, algún día querrás ser feliz y dejar todo esto atrás, pero no podrás, tu karma te perseguirá por el resto de tu existencia.



viernes, 7 de julio de 2017

Quejas

Llevo años conociéndote, aprendiendo cada nuevo día un poco más sobre ti, podría arriesgarme a decir que somos como la misma persona, es lo que me haces sentir, y me agrada, demasiado para ser una realidad. Nos hemos complementado el uno al otro desde que tengo memoria, siempre me has visto mal cuando no hago bien las cosas, nunca paras de mirarme mal cuando estoy haciéndolas, te metes en mi cabeza de tal manera en que no puedo disfrutar de la poca maldad que produce mi existencia; tú más que nadie debería saber qué provoca todo ese asunto de abstenerse cuando lo que necesitamos es simplemente explotar, sólo eso... Pero tú no, tu no necesitas eso, sólo velas por el bien de todos los demás y, por sobre todo, tu maldito ego, sólo eso te importa. Es como el cigarrillo para ti, un vicio, el nunca dejar que realmente conozcan a la bestia que llevas dentro, a la «cosa» que me hace pensar que ni siquiera vale la pena mencionar que podrías llegar a ser humano.

Te he traicionado, sin embargo, no espero que lo entiendas, ni mucho menos me disculparé por lo que creo correcto. Espero que te pudras donde necesites, y donde no también. Hubiera sido mejor mutilarte, pedazo a pedazo, cuidadosamente para no terminar con tu vida mientras te enseño un poco de respeto. Espero nunca puedas perdonarme, que guardes ese rencor que estás desarrollando por mi en éste momento y te lo tragues, así como todas las mentiras que alguna vez fueron verdad.

Ya basta de juegos, no puedes esconderte de quien una vez fue tu base secreta, sé todas tus operaciones, romperé cualquier estrategia que tengas y mandaré el doble de caballería para que aprendas, de una vez por todas, el significado de tu existencia.

Hasta que no logres encontrarle sentido, estaré contigo, apoyándote, es lo único que puedo hacer, y ése será tu castigo.

jueves, 2 de febrero de 2017

Encuentros inesperados.

Te busqué en las praderas y sabanas, en los cráteres y en las almohadas, hoy te encuentro en el cielo y por el infierno te pierdo mañana. No sé qué hacer contigo y mucho menos sin ti. Eres esa melodía suave y triste que se vuelve intensa con el tiempo. A veces pienso que estoy dispuesto a perderte, únicamente si te pierdes conmigo o entre mis brazos. No te limites, deja de acobijarte entre miedos y temores, siente la vida como me sientes a mí, a tu lado, despacio, sin prisas, nada ni nadie importa más que tú, llevará un poco de tiempo acostumbrarse a ser feliz de la manera en que nunca has sido, sin embargo, que nunca dejarás de ser.

Amor, no te miento, y si lo crees fervientemente, por favor, cortame la lengua, atame las manos y piernas, tapame los ojos y dame un beso en la frente. Y si preguntas el por qué de tanto procedimiento para deshacerte de mí, te lo explicaré con gusto y pasión.

Primero deberás cortarme la lengua para no mentirte más.

Segundo, atarme los pies es una buena idea para evitar ir tras de ti y, los brazos para no poder abrazarte, porque querré hacerlo mucho.

Tercero y ya casi terminando, necesitaré tener vendados los ojos para evitar llorar «excesivamente» al verte marchar.

Cuarto y ultimo, no creo que necesites explicación para esto, porque sabes que te amo demasiado y, sin ti, no podré vi...


sábado, 21 de enero de 2017

¿Quién serás?

Duerme amor, cierra los ojos e imagina que estás junto a mí, mientras que yo, le suplicaré a mi mente de rodillas y con un par de lirios que me deje pensar en ti sin volverme "ligeramente" loco. Sueña con eso que tanto amas, como en mí, por ejemplo; o eso quisiera, suelo olvidar que en realidad me encuentro solo, dejándome indefenso y sin más remedio que recurrir a oraciones que realmente me complace escribir, especialmente porque debo empezar ideando la perfección de <ser> que eres, y transmitirlo de la forma más elegante, carnosa y tierna que podrías llegar a ser.

Sí, te hablo a ti, a nadie más, sólo tú tienes los ojos en mí y yo, toda mi existencia para que sea contemplada por tus sentidos. Ven, sientate y quedate junto a mi, colocame en la posición que desees, ya me tienes patas arriba únicamente por mirarme de esa forma tan <divinamente> agraciada. No te detengas, piensa más, en ti, en mí, en ambos... Formando ese algo que nos falta, llenando ese inconformismo en la vida que nunca hemos logrado abarcar con alguna otra persona que ya no es parte de nuestro presente, y sin embargo, no dudan en acercarse con intenciones de arruinar nuestro futuro.

No me dejes... No hay de otra más que esta, no existe otra manera, otra forma, otra estructura que nos haga ser fuertes como lo somos, tú y yo. Estaré ahí, siempre, siempre y, nuevamente, nunca.

No dejes que te engañe otra vez, cuando necesites más de mí, de mi vida, de mi presencia, de mi calor y mi astucia, no estaré para ti. Y si te preguntas alguna vez, por qué soy así... Es porque nunca te has dado el tiempo para pensar quién soy, de dónde vengo y por qué me odias tanto.

Y eso que no sabes lo mucho que te amo.