jueves, 1 de octubre de 2015

¿Volverías por mí?

Vuelve, sé que ya te has ido y a según es para siempre, vi ese paso en falso antes de cerrar la puerta y marcharte. Aún quema dentro lo que por años fue nuestra hoguera, si no la has visto, sigue encendida, he estado protegiendo sus pocas llamas con mis manos sin importar quemarme, un intento absurdo, pero prefiero agarrarme a una saliente del risco y pensar que al menos lo intenté hasta el final, odiaría haberme rendido de una manera tan insulsa. Por eso te propongo éste trato, vuelve y cometamos tantos errores como podamos en nuestro pequeño y singular mundo; dejemos las dietas, ¡engordemos!, corramos hasta que no podamos levantarnos y tengamos que acostarnos en la mitad de la acera donde la gente nos miraría raro, sin embargo, te veré a tus hermosos ojos marrones como la primera vez que descubrí mi amor por ti.

No fue el primer día que te vi, o la primera vez que hablamos, quizás el día setecientos después de nuestro primer encuentro de miradas, pero, eso no cambia el hecho de que te ame con todo lo que tengo, con todo lo que llegaré a poder darte, te daré los impuestos de mi vida y te haré acreedora de una cuenta de ahorros, para que puedas sacar lo poco que hay de bueno en mí, ya que tú lo haces posible, tengo sentimientos gracias a ti.

Si no quieres volver, no habrá otra salida para mi tristeza, se apoderará de todo lo que podría ser tuyo; la tristeza encontrará el camino para joderme la vida. Tarde o temprano moriré sabiendo que hubiera estado mejor a tu lado, lo bueno de esta situación es que si no existe un cielo, moriré en paz, pero si llego a aquellas puertas blancas solo, seguro que me iré al infierno por cuenta propia; no quisiera incomodarte en el cielo, porque mientras tú eres un ángel, me correspondería ser el que azote la paz en el mundo.

Elegiría una vida llena de alegría para ti, que una vida feliz sin ti. Aunque tenga que soportar los castigos inimaginables que pueden provocar los pensamientos en los que a ti conciernen. ¿Te extrañaré?, si, cada día de mi desechable existencia, porque sólo soy un repuesto para tu felicidad, un dador solitario, no busco nada de ti pero te daría todo.

Piénsalo, si estás conmigo, nunca me separaré de ti, pero, si me rechazas, nunca podrás deshacerte de mí; tú eliges, pero el destino ya nos unió, y nunca podremos escapar de él, me aseguraré de ello.

4 comentarios:

Comenta de una manera eficaz y sana.