sábado, 2 de enero de 2016

Deseos innecesarios.

No le deseo a nadie lo que siento, aunque sé que muchos lo han sentido y de peor manera. Ésta soledad me tiene carcomido desde dentro de mi alma. No puedo evitar el sollozo de mis ojos al caminar; supongo que no es necesario parar algo que me aliviará. Siento un frío dejando quemaduras por todo mí ser, y una llama azul consumiendo el viento de mi cordura. Siento necesario sacrificar mi existencia por un bien mayor, aunque me conformaría sólo por el bien propio. Los deseos de mi cuerpo se han vuelto innecesarios para vivir, ya no es la prioridad; sin embargo, no puedo vivir sin la música que rodea el contexto cotidiano de mí vida. No tendré un final feliz, ni mucho menos una felicidad resplandeciente… sólo tendré una vida a media luz.

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