miércoles, 8 de julio de 2015

Lo que me queda por decir.

Te amo... quizá no merezca este sentimiento, pero, quiero decirle a todos, gritarlo, hacer una gran pancarta y pegarla en un puente para que todas las personas lo puedan ver, quiero que tú lo veas; si soy sincero conmigo, me basta con que tú lo sepas. Me harías el hombre más feliz de esta vida, sonreiría hasta en mi funeral y tatuaría esa expresión en mi rostro para cuando vengan a saquearme los ladrones de tumbas y experimenten con mi frívolo cuerpo; sin embargo, no me importará, porque ya he sido feliz al amarte y eso no cambiará mi estado de animo por nada que me puedan hacer en esta o en otra vida.  

Te amaré, porque es lo único que me hace feliz, lo que con desespero me levanta por las mañanas, las locas ansias de verte y decirte lo tanto que me ha sido gratificante tu estadía. Me encanta el olor de tu cabello al despertar, es como la droga más exquisita, pero con un poder de adicción más fuerte; tus labios rojizos, sin ningún labial que lo opaque o pueda compararse con tal magnificencia; tus ojos cafés, tan serios y misteriosos simultáneamente, pero demostrando cada sentimiento como si me lo gritaras a la cara tan sólo verme. Sin embargo, hay algo que va más allá de todo lo poco que he nombrado de ti, y eso es, tu sonrisa... a primera vista es simple y encantadora, pero después de unos segundos empiezo a perderme en ella, de la que no puedo salir, sin quererlo demasiado.

Cuando llegue el día en que no he de pensar en ti, será el día en que yo muera... porque cuando de amarte se trata, paso cada rato con tu memoria en mi mente y mi esperanza en tu corazón.

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